En una votación histórica, la multimillonaria Betsy DeVos se convirtió ayer en la nueva secretaria de Educación de Estados Unidos. El vicepresidente del país, Mike Pence, tuvo que usar su facultad de presidente del Senado para romper el empate entre favorables y contrarios al nombramiento, algo que nunca antes había sucedido y que demostró las reticencias y la baja consideración de DeVos para el cargo.

Aunque la presión de los senadores demócratas quedó anulada, la necesidad de recurrir al voto de Pence fue visto como un triunfo de los anti-Trump.

DeVos es una de las figuras que más controversia ha generado entre los elegidos para integrar la administración Trump. El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, la definió como “una de las peores nominadas en ser consideradas para el puesto”.

El independiente Bernie Sanders, durante la sesión de escrutinio en el comité senatorial, le aseguró que si no fuera millonaria (ni hubiera donado grandes cantidades de dinero al Partido Republicano) no sería considerada.

Los contrarios a DeVos tienen muchas razones para oponerse a su nombramiento. Además de no ser una defensora de la educación pública y estar convencida de la necesidad de separar gobierno de enseñanza, así como recaudar fondos para la ampliación de escuelas privadas en su natal Michigan, no tiene ninguna experiencia en cargo público ni en una institución educativa. Por si fuera poco, en su audiencia de confirmación se mostró favorable a que se permita el uso de armas de fuego en los colegios.

Las estrategias (infructuosas) de los demócratas para intentar frenar la confirmación fueron varias. Además de retrasar al máximo la toma en consideración de DeVos como candidata al puesto, hicieron campañas para que todos los constituyentes llamaran a su senador para que no votaran por ella. Lo consiguieron en dos casos: las republicanas Susan Collins (Maine) y Lisa Murkowski (Alaska) rompieron la disciplina de partido por la presión de sus votantes, y obligaron al vicepresidente Pence a desempatar. Si los demócratas hubieran conseguido cambiar el voto de otro conservador, DeVos no hubiera sido aceptada.

“Los senadores demócratas protestan para mantener el fallido statu quo. ¡Betsy DeVos es una reformadora y será una gran secretaria de Educación para nuestros niños!”, tuiteó antes de la votación el presidente Donald Trump.

“[Lo que los demócratas hacen en el Senado] Es pura obstrucción política”, criticó desde la Casa Blanca su portavoz, Sean Spicer.

DeVos es apenas la quinta confirmación para el gabinete del magnate, que se está configurando al ritmo más bajo de los últimos tiempo precisamente por los señalamientos a los candidatos.

El próximo que pasará por los designios de los votos será Jeff Sessions, propuesto para convertirse en nuevo fiscal general de Estados Unidos. Su pasado, con posiciones anti-inmigrantes y racistas, también lo sitúan como uno de los nombres más conflictivos. Los demócratas han anunciado que volverán a aplicar las mismas medidas de presión que llevaron a cabo contra DeVos.

Sin embargo, está previsto que sea aprobado esta tarde-noche. Los siguientes, quizá también esta semana, serán Tom Price (Salud) y Steve Mnuchin (Tesoro).

En tanto, Andrew Puzder, nominado para encabezar el Departamento de Trabajo, admitió ayer que contrató a una trabajadora indocumentada para realizar tareas del hogar, a la que despidió en cuanto supo de su situación migratoria. Puzder aún no ha pasado por el escrutinio del comité del Senado, porque primero se debe desvincular de su compañía de comida rápida.

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