Miles de inmigrantes salieron ayer a las calles de Milwaukee (Wisconsin) para hacer oír su voz en el denominado “Día sin Latinos, inmigrantes y refugiados”, en plena crisis con las últimas redadas todavía presentes en la comunidad y con la retórica del presidente Donald Trump contra ellos a flor de piel.

Fue un éxito inesperado. Más de 150 negocios propiedad de latinos cerraron en todo el estado.

“Lo que está pasando en Wisconsin es la batalla inicial contra las órdenes ejecutivas de inmigración que Trump está tratando de levantar”, señaló Christine Neumann-Ortiz, directora ejecutiva de Voces de la Frontera, la principal organización proderechos de los latinos que lideró la protesta.

La marcha fue pacífica, incluso la policía de la ciudad felicitó el pacifismo de una protesta que terminó a las puertas del palacio de justicia del condado. El mensaje iba dirigido a una persona: el sheriff de Milwaukee, David Clarke.

Clarke, afroestadounidense seguidor de Trump, es una de las voces más antiinmigración. Tras los últimos decretos salidos de la Casa Blanca, se comprometió a trabajar con las fuerzas de migración para detener y deportar el máximo número de indocumentados posible, despertando una oleada de críticas en todo el condado.

Al él no le importa: cuando se anunció la protesta, respondió mofándose de los organizadores a través de las redes sociales. “Acepten mis disculpas. Estaré trabajando con agentes de la Fuerza de Migración y Aduanas ayudándoles a identificar extranjeros ilegales y criminales, y por eso no podré asistir a la marcha que van a realizar por mí”, escribió irónico.

Clarke es uno de los que se ha comprometido a aplicar el conocido como programa 287(g), que permite que oficiales locales se asocien con agentes de migración para compartir información.

“Asignaré tantos [oficiales] como pueda a esta iniciativa”, sentenció en su momento Clarke, poniendo a la comunidad latina en alerta.

A pesar de no moverse en cifras como las de los grandes centros metropolitanos del país, el tamaño de esta comunidad es significativo. En 2014, la población latina de Milwaukee representaba 10.2% del total, en el lugar 27 de mayores zonas de concentración de latinos. Lo importante es la tasa de crecimiento de población: en el último cuarto de siglo, el número de personas de origen hispano creció un 213.3%.

Las cifras absolutas son modestas (un estudio de la Universidad de Wisconsin apunta que habría en toda la zona poco más de 35 mil indocumentados). Sin embargo, su impacto en la economía de la zona podría ser importante. Según cálculos del año pasado realizados por la misma universidad, 40% de los trabajadores del sector lácteo del estado son inmigrantes, la mayoría mexicanos.

El lácteo es el principal motor del estado (Wisconsin es el principal productor de queso y el segundo de leche de los Estados Unidos), y sin los inmigrantes la producción quedaría parada por la falta de mano de obra dispuesta a trabajar en granjas vacunas. “Y podría colapsar”, aseguró Mario García Sierra, uno de los portavoces de Voces de la Frontera. “Jugamos un papel fundamental para la economía de la zona”, añadió.

Tras las redadas de la semana pasada las organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes han acelerado sus acciones. La próxima concentración será el 1 de mayo, cuando se tiene programada una huelga general de inmigrantes para demostrar su impacto de la comunidad. Si funciona, el paro podría alargarse hasta una semana.

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