Una serie de ataques en Bagdad y sus alrededores el domingo dejó al menos 23 personas muertas, la más reciente ola de violencia atribuida al grupo yihadista Estado Islámico.
Un vehículo cargado de explosivos estalló en un mercado en el vecindario chií de Ciudad Sadr, dejando al menos a 7 personas muertas y 15 heridas, dijo el portavoz del Ministerio del Interior, el general Saad Maan. Agregó que un policía detectó al atacante suicida dentro del vehículo y le disparó, pero no pudo evitar el estallido.
Un policía y dos fuentes médicas dieron un saldo de muertes más elevado: 16 muertos y 47 heridos.
En el hospital al que fueron llevadas las víctimas de ese ataque, explotó una bomba en un refrigerador de la morgue. Según fuentes médicas, al parecer era un segundo atacante que había muerto por las esquirlas despedidas por el primer atentado.
El grupo EI se atribuyó el ataque al afirmar que su deseo era matar chiís. El grupo EI, que es suní, considera a los chiís como apóstatas que merecen ser exterminados.
En otra parte de Bagdad, un atacante suicida detonó sus explosivos en un mercado de frutas y verduras en un vecindario chií, matando a nueve personas e hiriendo a 16. Otros tres atentados con bombas en la capital y sus alrededores dejaron siete muertos y 24 heridos.
El grupo EI ha perpetrado una ola de atentados en Bagdad en la última semana, dejando un tendal de muertos. Un suicida detonó sus explosivos la semana pasada en Ciudad Sadr, dejando más de 40 muertos.
Los más recientes hechos de violencia ocurren justo cuando las fuerzas iraquíes tratan de expulsar al grupo EI de Mosul, en el norte de Irak, en un intenso operativo iniciado a mediados de octubre. En días recientes las fuerzas oficialistas se han aproximado al río Tígris, que divide la ciudad.
Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, cayó en manos del grupo EI en el 2014 cuando los extremistas conquistaron gran parte del norte y oeste de Irak.
lsm