Washington.— El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, proclamó ayer la victoria del movimiento antiabortista en el país, ante los miles de manifestantes de la llamada Marcha por la Vida, que cada año se celebra en Washington.

El político ultraconservador es el primer vicepresidente estadounidense en el cargo que lidera esta marcha, que realizó este año su edición 44.

El mensaje de Pence fue que el movimiento antiabortista “está ganando de nuevo” en el país con el presidente Donald Trump y el Congreso, controlado por los republicanos. “Este es un momento histórico en la causa de la vida”, afirmó Pence.

“Él [Trump] me dijo que estuviera aquí con ustedes, que les agradezca el apoyo y la compasión que tienen por las mujeres y niños de Estados Unidos”, afirmó, después de que el magnate expresara poco antes su “apoyo total” a la manifestación en Twitter.

El presidente tuvo que esforzarse en su campaña por despejar las dudas sobre su posición en materia de aborto, tras la apertura que mostró en el pasado sobre el tema, y logró pacificar a este sector prometiendo nominar a jueces contrarios a la medida para el Tribunal Supremo, así como eligiendo a Pence como vicepresidente.

Pence es la garantía para los republicanos más beligerantes en temas sociales (aborto y matrimonio entre homosexuales), le avala su historial ultraconservador como congresista y como gobernador de Indiana.

Por eso ayer Trump lo envió para blandir ante los miles de manifestantes la medida antiabortista que firmó en su primer lunes de trabajo, una orden ejecutiva que prohíbe el uso de fondos del gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero. La siguiente victoria para el movimiento llegará “la próxima semana”, cuando el presidente nomine, tal y como se espera, a un juez contrario al aborto para la sustituir al fallecido magistrado conservador Antonin Scalia.

Pence remarcó que el gobierno “trabajará con el Congreso para terminar con la financiación del aborto”.

Previamente, Kellyanne Conway, asesora de Trump, se presentó como “esposa, madre, católica, consejera del presidente y provida” y anunció que “es un momento increíblemente prometedor” para el movimiento antiabortista. “Los escuchamos, los vemos, los respetamos y estamos deseando trabajar con ustedes”, dijo. La Marcha por la Vida se llevó a cabo en la misma zona donde una multitud inundó Washington en favor de los derechos de las mujeres un día después de la toma de protesta de Trump.

Entre los asistentes a la Marcha por la Vida se veían muchos colegios religiosos, grupos parroquiales y familias con niños, pero pocos jóvenes. No hubo estimaciones oficiales del número de asistentes. 

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