Londres/ Berlín/ Estocolmo.— Cientos de miles de mujeres se manifestaron ayer en numerosas ciudades del mundo en defensa de sus derechos y en protesta por la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, en una movilización histórica y global.

Uno de los emblemas de las “marchas hermanas” a la realizada en Washington fueron los gorros pussy cat (gatito), que se contaron por miles y son una respuesta al polémico comentario de Trump de que a las mujeres hay que agarrarlas por sus partes íntimas (pussy, en inglés).

En Londres casi 80 mil personas participaron en una marcha hasta la plaza de Trafalgar, a la que se unió el alcalde, el laborista Sadiq Khan, quien dijo: “Hoy nos unimos al mundo para mostrar lo mucho que valoramos los derechos que cada mujer debería tener”.

Las acciones contaron con el apoyo de Amnistía Internacional, Greenpeace y Oxfam. Desde media mañana, diversas estaciones de Metro del centro de Londres se vieron desbordadas por miles de personas que acudieron a la protesta con pancartas en las que se leían lemas como “rechaza el odio, reclama política”, “no al racismo, no a Trump” y “combate el fanatismo”. En Manchester, Edimburgo, Belfast, Liverpool y Cardiff, entre otras ciudades de Reino Unido, hubo mítines.

En Francia hubo marchas en París, Marsella, Lyon, Montpellier, Burdeos y Estrasburgo, en las que unas 7 mil personas coreaban consignas como “si no hay justicia, no hay paz” o “soy feminista”.

En la capital alemana, Berlín, cientos de personas se manifestaron frente a la embajada estadounidense respondiendo al llamamiento de la rama del Partido Demócrata para los estadounidenses expatriados (Democrats Abroad).

En las capitales del norte de Europa, cientos salieron a las calles, con grandes protestas en Estocolmo, Oslo, Copenhague o Helsinki. En la capital sueca, miles de personas marcharon entre la plaza Norrmalmstorg y la embajada de EU con pancartas como: “No es el odio, sino el amor el que hará grande América de nuevo” o “Sin manos pequeñas en las armas nucleares”.

En Latinoamérica hubo marchas pequeñas en ciudades de México, Argentina y Brasil.

En la Antártida, participantes de una expedición se unieron a las protestas, con pancartas que decían: “Las mujeres no somos objetos” o “Amo la libertad”.

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