Uno de los principales caballos de batalla de Donald Trump ha sido su promesa de crear empleos. Todavía el pasado 11 de enero afirmó: “Seré el mayor productor de empleos que Dios haya creado”.

Para lograrlo, no ha dudado en amenazar a las empresas que tras-laden plantas o filiales a otros países con grandes impuestos.

Alega que la globalización sólo ha enriquecido a la “élite financiera, pero ha dejado a millones de nuestros trabajadores en la pobreza”. Por ello, se propone revisar tratados comerciales que, afirma, han sido desfavorables para EU, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Al mismo tiempo, ha prometido retomar la producción a base de carbón. 

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