La dureza que pretende aplicar a temas de seguridad e inmigración el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se sigue confirmando a medida que se conocen puestos en su gabinete. Ayer se reveló que el general retirado John Kelly será el nuevo secretario de Seguridad Nacional estadounidense.

Kelly es famoso por su postura férrea contra la inmigración (es considerado un “halcón” en seguridad fronteriza), su oposición manifiesta a las políticas de la administración de Barack Obama en Centroamérica y en relación al cierre de Guantánamo.

De confirmarse, Kelly sería el tercer general en retiro en la administración Trump. Estará a cargo de la agenda que más controversia ha generado: inmigración, seguridad y lucha contra el terrorismo. Tendrá bajo su mando las patrullas fronterizas y el servicio secreto.

La designación, que se hará oficial en los próximos días, incrementa las críticas por la creación de un gabinete excesivamente militarizado, así como la preocupación por la nominación de figuras de corte duro en cuestión de seguridad y frontera que dan a entender que todas las propuestas de Trump en ese sentido podrían hacerse realidad.

Guiño a China. Además de Kelly, se confirmó el nombre del que se prevé futuro embajador en China. Se trata del actual gobernador de Iowa, Terry Branstad, un hombre “con un montón de experiencia en temas comerciales y tremendo conocimiento de China y del pueblo chino”, de acuerdo con Jason Miller, portavoz del equipo de transición presidencial.

Branstad, quien ha sido gobernador de Iowa durante seis mandatos, es bien reconocido por su amistad con el presidente chino Xi Jinping, que data de décadas atrás.

Gracias a la estrecha relación entre el estado de Iowa y China, por los intercambios comerciales basados en la agricultura (el territorio estadounidense exporta maíz y soja), Branstad y el mandatario Xi forjaron una amistad que ahora será aprovechada por el pragmatismo de Trump al frente de la Casa Blanca.

Tras el pequeño terremoto diplomático causado por la llamada del presidente electo con su contraparte de Taiwán —a lo que habría que añadir los constantes ataques y amenazas al gobierno chino durante la campaña electoral—, el nombramiento de Branstad es visto como un intento de firma de paz entre Trump y Beijing.

Este anuncio fue recibido con brazos abiertos por el gobierno chino.

“El señor Branstad es un viejo amigo del pueblo chino y le damos la bienvenida en su gran rol de promoción de las relaciones chino-estadounidenses”, dijo Lu Kang, el portavoz de Beijing.

Otros nombramientos. Asimismo, Scott Pruitt, fiscal general de Oklahoma y con fuertes lazos con la industria de los hidrocarburos, encabezará la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA).

Se teme que su objetivo será desmantelar todos los programas contra el cambio climático propuestos por la administración Obama. Finalmente, al frente de la Administración de Pequeñas Empresas estará la magnate de la lucha libre americana (WWE) Linda McMahon.

Sigue todavía en el aire el puesto clave de secretario de Estado, aunque según anunció Trump en una entrevista televisiva se desvelará el nombre la semana que viene.

A la cabeza de las quinielas sigue Mitt Romney, ex gobernador de Ma-
ssachusetts, ex aspirante presidencial y ex crítico de Trump.

A la espera de más nombres, el presidente electo de Estados Unidos confesó ayer en NBC que ha consultado con el actual mandatario, Barack Obama, algunos de los nombres de su futuro gabinete.

“Le he preguntado su opinión sobre uno u otro […] Podría decir que sí, que he tomado sus recomendaciones muy seriamente y que hay algunas personas que estaré nominando, y uno de los que ya he nominado, al que tiene en alta consideración”, aseguró sin especificar a quién se refería.

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