San José.— Una semilla de xenofobia crece en Panamá que emula a Donald Trump y sus proyectos contra los migrantes extranjeros.

Se trata del Frente Nacional Panameño (FNP), un grupo que está convocando a realizar una cadena humana el próximo domingo en todo el país para repudiar la presencia de migrantes irregulares en Panamá, en especial cubanos y venezolanos.

“¡Que no vengan más y se vayan los que están!”, exige el FNP en Facebook, Twitter y otras redes sociales.

“El pueblo panameño está a punto de ser sobrepasado por los extranjeros y seremos extraños en nuestra propia tierra, pisoteados, desplazados y gobernados por ellos. Rechacemos la inmigración traída por los empresarios para pagar mano de obra barata y dejar abandonado al pueblo panameño”, señala el movimiento.

El FNP, que se define como “nacionalista” y anticomunista, exige “orden migratorio” y “no más migración descontrolada” en defensa de “nuestra patria”, lo que exhibe una intolerancia sorpresiva en un país que, como Panamá, es un crisol de razas.

A finales del siglo XIX, y rumbo a convertirse en un enorme bazar paralelo a la construcción de un ferrocarril y de un canal interoceánico, el suelo panameño emergió como babel de latinoamericanos, estadounidenses, africanos, asiáticos y europeos: representantes de casi todas las razas y credos llegaron a convivir en este territorio con las variadas etnias aborígenes de la nación.

Pero ahora el Frente alerta: “Sin permiso ni carnet, no se trabaja”.

La controversia crece en un país que se publicita como puente que une al mundo en la cintura de América, con sus dos canales que enlazan a los océanos Pacífico y Atlántico y son clave en el transporte marítimo del orbe, y con plataformas globales comerciales, financieras y jurídicas, abanderamiento mundial de barcos y múltiples servicios internacionales.

El Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM) declinó responder a una consulta de EL UNIVERSAL sobre el llamado del Frente.

Ataques racistas. El FNP se caracteriza por lanzar ataques, particularmente a las personas nacidas en Venezuela, quienes han migrado a Panamá por la situación en su país.

Otro blanco es la migración irregular cubana, que se disparó en noviembre de 2015 y provocó crisis migratorias en Panamá al arribar procedente de Ecuador, por tierra y por mar, con la meta de seguir por Centroamérica a México y Estados Unidos.

El Sistema de Migración reportó que de 14 millones 135 mil 295 de extranjeros que ingresaron a Panamá del 1 de enero de 2011 al 30 de octubre de 2016, un millón 131 mil 614 son originarios de Venezuela. No fueron aportados números de las salidas.

De 95 mil 414 permisos de residencia entregados por Panamá del 1 de enero de 2010 al 30 de octubre de 2016, un total de 18 mil 581 fueron para venezolanos, con 6 mil 501 en 2015 y 3 mil 784 en 10 meses de este año y un total de 2 mil 571 solicitudes rechazadas a originarios de Venezuela.

Del total de permisos, sólo se reportaron 218 aprobados a cubanos y 63 negados, según la autoridad migratoria panameña, que precisó que en los 3 mil 850 deportados de enero de 2011 a octubre de 2016, sólo hubo 84 venezolanos y cinco cubanos.

Así, en sitios tan diversos como tiendas de ropa, casinos o bares, o de taxistas, camareros o cantineros, es común encontrarse con trabajadores cubanos y venezolanos en Panamá.

Ante ese escenario el FNP llama a los panameños a dejar de consumir arepas y tortas de harina de maíz, entre otros platillos típicos de la gastronomía venezolana, en una clara expresión de racismo e intolerancia.

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