Bruselas.— Barack Obama celebrará hoy (jueves) y mañana en Berlín su última gira bilateral en Europa como presidente de Estados Unidos.

Pero el ambiente será distinto al de hace ocho años, cuando casi un cuarto de millón de entusiasmados berlineses se dieron cita para escuchar al popular líder estadounidense. Hoy, entre los berlineses prevalece el descontento y la frustración por el triunfo de Donald Trump en las elecciones del pasado 8 de noviembre, en tanto que la clase política europea está desconcertada por la llegada a la Casa Blanca de un amateur de la política que instiga el odio.

Consultados por EL UNIVERSAL, analistas coinciden en que en su última parada en Europa, Obama no esclarecerá las múltiples incógnitas que hay con relación a Trump y su política exterior; más bien aprovechará para advertir a sus colegas europeos sobre el uso de los instrumentos democráticos por parte de los movimientos xenófobos para llegar al poder. “Dada la gran incertidumbre que hay sobre el equipo del gobierno de Trump o su dirección política, no está claro que Obama pueda disipar las preocupaciones que hay entre los líderes europeos”, dice Heidi Tworek, investigadora del German Marshall Fund.

“La victoria de Trump tomó por sorpresa a Obama, por lo que este viaje lo está utilizando para alertar sobre el aumento de un crudo nacionalismo”.

“Los europeos no pueden esperar a lo que haga Trump, tienen que poner su casa en orden y salir adelante con mayor integración económica y política”, sostiene a su vez Judy Dempsey, experta del centro de estudios Carnegie Europe. “Si esta no es ‘La llamada de atención’, Europa terminará desintegrándose. Es la oportunidad para que finalmente entiendan que deben trabajar en conjunto y que ya no hay margen para las divisiones. Si algún Estado miembro piensa, como los movimientos populistas, que es posible actuar en solitario en la era de amenazas y desafíos globales, terminarán sufriendo una gran desilusión”, continúa.

El mandatario estadounidense mantendrá reuniones con la canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande y los primeros ministros de Italia y Gran Bretaña, Matteo Renzi y Theresa May.

Dempsey sostiene que Obama dejará la capital alemana consciente de que no se firmará el acuerdo de Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión que negocia Estados Unidos con la UE. También se irá sabiendo que el sentimiento antiestadounidense aumenta en Europa y que el futuro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es incierto como una organización solidaria y garante de la seguridad y la defensa colectiva.

“Obama se despedirá diciéndole a los europeos que tienen que hacerse cargo de su defensa y seguridad, y que no importa quién llegue a la Casa Blanca o qué pase con la OTAN, Europa debe superar esta situación, mantenerse unida y seguir adelante”.

Obama visitó Atenas como cuna de la democracia, en solidaridad al pueblo helénico por ser uno de los más vapuleados por la política de austeridad y en apoyo a los esfuerzos del primer ministro griego Alexis Tsipras por tratar de poner fin a cuatro décadas de división en la isla de Chipre.

La parada en Alemania responde a la cercana relación entre Obama y Merkel, y en agradecimiento por haberse hecho cargo de la crisis de refugiados, recibiendo un millón de personas en 2015, entre otras razones. “El viaje ilustra el enfoque pragmático de la administración Obama hacia Europa, en donde las alianzas se construyeron en torno a temas específicos”, resume Tworek.

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