El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que está considerando si se reunirá o no esta semana con su contraparte de Filipinas, Rodrigo Duterte, ante la preocupación por su campaña contra las drogas ilegales que ha cobrado la vida de miles de personas.


En declaraciones en la reunión del G-20 en China y antes de viajar a Laos para una cumbre donde se reuniría con Duterte, Obama dijo que pidió a su equipo que evalúe si es posible sostener "conversaciones constructivas y productivas" con el líder filipino.


"Obviamente, los filipinos son unos de nuestros más cercanos amigos y aliados y Filipinas es un aliado nuestro con tratados. Pero siempre quiero asegurarme que si voy a una reunión, sea productiva y logremos algo", dijo Obama a periodistas en la ciudad china de Hangzhou.


"Voy a evaluar (...) Lo que ciertamente es verdad es que los temas sobre cómo encaramos el combate al crimen y al narcotráfico es serio para todos nosotros, y tenemos que hacerlo de la manera correcta", agregó.


Más temprano, Duterte dejó claro que no permitirá que Obama le dé un sermón sobre derechos humanos y añadió que "muchos morirán" antes de que termine una represión que ha dejado unos 2 mil 400 muertos desde asumió como presidente hace dos meses.


"Soy el presidente de un Estado soberano y desde hace tiempo que no somos una colonia", declaró Duterte a los periodistas antes de viajar a Laos, tras ser consultado sobre su reunión programada con Obama.


"¿Quién es él para confrontarme? De hecho, Estados Unidos tiene demasiado por lo que responder. Todos tienen un historial terrible de matanzas extrajudiciales", agregó.


Duterte, un ex alcalde de la ciudad sureña de Davao que se destacó por su lucha contra la delincuencia, ganó la presidencia en mayo con la promesa de acabar con el crimen, con las drogas y con los narcotraficantes en Filipinas.

jlcg

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