Su nombre es Omran, tiene cinco años y en las últimas horas se ha convertido en la cara de la tragedia humanitaria que se vive desde hace meses en la ciudad siria de Alepo, bombardeada a diario por aviones del ejército ruso, aliado del gobierno del presidente Bashar al-Assad.

Un video distribuido por activistas del Aleppo Media Center (AMC), opositor al gobierno, muestra a Omran sentado en una ambulancia, cubierto de tierra y sangre, mirando al frente aturdido y conmocionado.

El niño fue sacado de entre los escombros del edificio donde vivía, que fue destruido por los bombardeos en el barrio de Al Qatergui, bajo control de las fuerzas rebeldes. En ese ataque murieron ocho personas, cinco de ellas menores, según cifras de AMC.

En el video se observa a un rescatista que saca a Omran del edificio y lo deja en un asiento dentro de la ambulancia y sale a buscar más heridos. El pequeño se queda sentado, solo, se toca la cara con una mano y al verla cubierta de sangre se sorprende, pero muy quieto la limpia en el asiento de la ambulancia.

Después llevan a una niña de seis años, un niño de un año y un hombre con la cara ensangrentada. Son los hermanos y el padre de Omran. De acuerdo con rescatistas, su hermana mayor, de 11 años, fue trasladada posteriormente junto con su mamá. Ninguno resultó herido gravedad. La familia no quiso revelar los nombres de los otros niños y pidió no publicar su apellido por temor a represalias.

Las imágenes del niño fueron grabadas la noche del miércoles y se han viralizado a través de las redes sociales, generando irritación y condena.

El doctor Mohammad, quien atendió al pequeño en el hospital M10 de Alepo, y se negó a dar su apellido, dijo que el paciente no gritó ni lloró, estaba asustado y en shock, reportó el diario británico The Guardian.

Fotógrafos que trabajan cubriendo el conflico en Siria indicaron que este no es un caso excepcional, pues ellos han visto esta historia repetirse muchas veces a lo largo de los cinco años que ya dura el conflicto.

Omran y su familia fueron rescatados por la organización Defensa Civil Siria, conocida como Los Cascos Blancos, un grupo de 2 mil 900 voluntarios y trabajadores de comunidades locales que se arriesgan para salvar a civiles que viven en la zona de conflicto.

Este año han sido nominados al Premio Nobel de la Paz por el trabajo que realizan día tras día en un territorio devastado por la guerra.

Un niño pone rostro a la tragedia en Alepo
Un niño pone rostro a la tragedia en Alepo

De acuerdo con organismos humanitarios internacionales, unas 300 mil personas viven en los barrios del este de Alepo, de las cuales casi 100 mil son niños. Esa zona ha sido escenario en las últimas semanas de combates entre los rebeldes, que dominan ese territorio, y el ejército sirio, que controla los barrios del oeste.

El territorio rebelde están soportando ataques aéreos diarios de la aviación del régimen sirio y de Rusia, que intentan retomar el territorio perdido ante los insurgentes hace dos semanas.

Los civiles no tienen agua potable ni electricidad, que se consigue a través de unos pocos generadores.

“La electricidad es todo un lujo en la parte este de Alepo”, dijo Yihya Al Halab, residente de la ciudad.

Agregó que lo peor no son las privaciones, a esas ya están acostumbrados. “Estos días lo que más miedo da es resultar herido, porque apenas quedan médicos”, lamentó.

El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, denunció a principios de semana que en Alepo se da “uno de los conflictos urbanos más devastadores de los tiempos modernos”.

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