Madrid.— “¡Él es un hombre de verdad, y no tú!”. Samira, una marroquí residente en Barcelona, abandonó con esas palabras a su marido, desencantada con la precaria vida que llevaban en España.

Conoció por internet a un yihadista que combatía en Siria, quien  la reclutó, junto a otras 39 mujeres, para que viajara al califato del Estado Islámico (EI). La policía la detuvo, pero antes tuvo tiempo de despedirse de su esposo con esas palabras llenas de frustración.

El de Samira es uno más de los casos que se abordan en un informe presentado ayer en Madrid por Fernando Reinares y Carola García-Calvo, del Real Instituto Elcano. Se trata de un retrato del yihadismo en España. El estudio revela que la frustración, la falta de adaptación, la ideología y la esperanza de alcanzar un estatus superior en la comunidad son los atractivos para abrazar la violencia.

El perfil del activista del EI es el de un hombre español de 31 años, casado y con dos hijos. Tiene estudios secundarios y un conocimiento del islam básico pero emocional.

Casi la mitad de ellos ha pisado la cárcel por delitos comunes, lo que confirma que las prisiones son una factoría de radicales.

El caso de las mujeres es distinto. Suponen ya el 16% de las detenidas en España. Por lo general son más jóvenes (22 años) y su intención es trasladarse al califato para tener hijos con combatientes y perpetuar el yihadismo. “Ellas sí encajan con un perfil online dentro de una estrategia de reclutamiento femenino tan audaz como exitosa”, indicó Carola García-Calvo.

El informe, titulado Estado Islámico en España, plantea que la proclamación del califato del Estado Islámico en 2014 cambió el perfil de los yihadistas en Europa. Las imágenes de la utopía salafista, con chicos jóvenes construyendo un proto-Estado en el lejano Irak y disparando armas automáticas en vídeos de Youtube, ha sido un imán romántico para muchos hijos de inmigrantes musulmanes que no encuentran su sitio en Europa. Antes de esa fecha, en España el 95% de los condenados por terrorismo yihadista o muertos en actos suicidas como los brutales atentados de 2004 habían nacido fuera del país; ahora, el 39% son originarios del territorio español.

La mayoría proceden de los enclaves que España conserva en África: Ceuta y Melilla. El resto son mayoritariamente del vecino Marruecos, aunque también hay franceses, belgas, italianos... Lo que pone de relieve la necesidad de la cooperación internacional para frenar el fenómeno.

Uno de los apartados más interesantes del trabajo abarca el proceso de radicalización. En contra de la impresión más extendida, menos del 20% de los yihadistas llegan al EI por la propaganda en internet. Suele ser necesaria la presencia física de un personaje radicalizador, sea un amigo, un familiar o un activista del barrio. “Muchas veces los futuros yihadistas son chicos que atraviesan crisis vitales o conflictos de identidad, y justo caen al lado de uno de estos radicales con características carismáticas que saben atraerlos a su mundo”, explicó Reinares durante la presentación del informe.

España es uno de los objetivos que recurrentemente menciona el Estado Islámico en sus comunicados, tanto por su activa postura contra el terrorismo como por sus lazos históricos con el islam.

A pesar de ello, el informe subraya que es una de las naciones europeas donde menos adeptos ha conseguido el EI, debido a que no tiene una segunda generación de inmigrantes tan grande como Francia, Bélgica o Reino Unido.

El informe recuerda que 160 combatientes españoles están o han estado en Siria e Irak. Francia calcula que tiene unos mil 600 nacionales en esas circunstancias.

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