Humberto de la Calle apenas ha tenido tiempo para saborear el logro del acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que pone fin a la guerra. Un día después de firmar con Iván Márquez el histórico pacto para el cese definitivo del fuego, que terminará con 52 años de enfrentamiento armado con esa guerrilla, se puso a trabajar en Cuba con la delegación del gobierno en los asuntos pendientes por resolver para sellar la paz.

De la Calle, jefe de los negociadores del presidente Juan Manuel Santos, tiene previsto permanecer en La Habana hasta lograr el acuerdo final y tiene la mirada puesta en algunos de los temas más espinosos del diálogo, incluyendo la participación de los jefes de las FARC en la política.

Tras el acuerdo del fin del conflicto, quedan por resolver con las FARC varias salvedades y el punto de implementación. ¿Cuándo vamos a tener el acuerdo final?

—Yo creo que estamos cerca, muy cerca, del acuerdo final. Y tengo la convicción de que esto se ha vuelto irreversible.

¿Entre todas las cosas pendientes por negociar con las FARC, hay alguna que represente una particular dificultad?

—Sí. Pienso que la más complicada es la relacionada con la participación en política de las FARC. Y creo que los colombianos tenemos que hacer una reflexión sobre este punto porque no es sólo un tema de la mesa de conversaciones de La Habana. El propósito final y fundamental del acuerdo es poner fin al uso de las armas y abrir las puertas a la participación política.

¿La dificultad en este punto está en la negociación con las FARC por el número de curules o en la sensibilidad del país frente al tema?

—En la sensibilidad del país.

¿La reflexión estaría encaminada a aceptar la participación política de los jefes de las FARC?

—Creo que a Colombia le conviene que las FARC, en vez de estar atentando contra la población civil, tengan presencia en órganos representativos y participen en la política sin armas, que es verdaderamente el fin del conflicto.

¿Quiere decir que incluso podrían participar en política los guerrilleros que tienen delitos graves?

—Claro que sí. Voy a arriesgarme a una controversia enorme, pero es realista que se abran escenarios de participación política para los dirigentes de las FARC que deseen llegar a la vida civil con plenitud de garantías. ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo? Eso tendrá que ser discutido. ¿Qué pasa con las sanciones restrictivas de la libertad? ¿Cuándo debe operar esa participación en política? Puede haber muchas fórmulas. Pero el mensaje que quiero dar, repito, que sé que es muy polémico e impopular, es que los colombianos debemos reflexionar y prepararnos para que haya presencia política de las FARC.

¿Qué pasa luego de la dejación de las armas?

—Las FARC, hecha la dejación, como ciudadanos, podrán participar en los programas de desarrollo con enfoque territorial y en los demás programas que el gobierno impulse como sistema de reincorporación, que es un punto que tenemos que discutir.

¿Cómo coincide la dejación de las armas con la comparecencia de los jefes de las FARC ante la Jurisdicción Especial para la Paz?

—La Secretaría General de la Jurisdicción debe ser puesta en marcha aún antes de la finalización de las conversaciones. Pero sí es cierto que hay un momento en que hay que hacer una especie de transición, desde el momento en que se produzcan el acuerdo final y la dejación de armas, hasta el momento en que empiece a funcionar la Jurisdicción para la Paz.

Las FARC ya aceptaron el plebiscito como mecanismo de refrendación, si la Corte Constitucional lo acoge.

—Las FARC, por primera vez en su historia, han aceptado una decisión de un órgano judicial en Colombia. Es el comienzo de su reincorporación jurídica. El segundo efecto que eso produce es que le brinda una gran legitimidad al plebiscito, tal como lo disponga la Corte Constitucional.

¿Ustedes han considerado la posibilidad de que pueda ganar el no en esa consulta?

—Claro que en una democracia esa posibilidad existe. Lo que acaba de pasar en Gran Bretaña es una lección. Pero nosotros estamos muy seguros de que el sí ganará y que ganará por un amplio margen. Creemos que esta es una enorme oportunidad y que los colombianos no la van a desechar. No podemos quedar atrapados en el pasado. Y el plebiscito es un punto de encuentro de todos los colombianos sobre la base sencilla de que aceptemos la decisión popular. Si gana el sí o el no, todos debemos aceptar esa decisión. Esa es la manera civilizada como funcionan las democracias.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses