Para entender la magnitud de una de las más ambiciosas e importantes obras de megainfraestructura desarrolladas en el siglo 21 en América Latina y el Caribe, la expansión del Canal de Panamá, vale la pena hacer algunas comparaciones.

Con las 220 mil toneladas de acero usadas para reforzar el hormigón de las dos nuevas esclusas (recintos con compuertas) que serán inauguradas hoy en los litorales del Pacífico y del Atlántico de Panamá —y que son el nervio central y crucial de la obra— se habrían podido construir 22 estructuras similares a la de la Torre Eiffel, el famoso símbolo de París.

Con los 4.5 millones de metros cúbicos de hormigón que fueron requeridos para ambas esclusas, bautizadas como Cocolí, en el Pacífico, y Agua Clara, en el Atlántico, se habría logrado edificar 2.2 veces la pirámide de Keops, en Egipto, o levantar 450 edificios de 20 pisos.

Las 16 compuertas de acero de un peso total de 50 mil toneladas de las nuevas esclusas miden 33 metros de altura, como el Cristo Redentor de Río de Janeiro, Brasil.

El megaproyecto de expansión fue ejecutado por el consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), encabezado por Sacyr Vallehermoso, de España, e Impregilo, de Italia, con Jan de Nul, de Bélgica, y Constructora Urbana, de Panamá, como socios minoritarios.

Cuando las obras sean inauguradas, los obreros panameños sumarán cifras impresionantes de su trabajo en metros cúbicos: un dragado de 7.1 millones, excavaciones de 52 millones, rellenos de 24 millones y hormigón por 4.7 millones. Al final se acumulan más de 113 millones de “horas hombre” de trabajo...

Las 16 compuertas tienen 57.6 metros de longitud y un ancho promedio de 10 metros.

El tramo de un lago aledaño, la esclusa del sector del Pacífico —de 6.1 kilómetros de longitud— y la del Atlántico —de 3.5—completan una distancia de 10 kilómetros de largo, equivalente a 100 campos de futbol.

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