Gobiernos latinoamericanos seguían las consecuencias de la decisión del Senado de Brasil de someter a la presidenta Dilma Rousseff a un juicio político y apartarla provisionalmente de la presidencia.


La canciller de Argentina, Susana Malcorra, manifestó, a través de un comunicado, su respeto al "proceso institucional que se está desarrollando", confiando en que "el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia brasileña".


Malcorra expresó su deseo de continuar "dialogando con las autoridades constituidas a fin de seguir avanzando con el proceso de integración bilateral y regional".


El gobierno de Chile también expresó la "preocupación" generada en la región por el escenario incierto que se abre tras la suspensión de Rousseff.


A través de un comunicado, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, quien acompaña a la presidenta Michelle Bachelet en un viaje a Europa, destacó las "excelentes relaciones" que han tenido con la "amiga" Rousseff y su "decidido respaldo al Estado de Derecho, los procesos constitucionales y las instituciones democráticas en Brasil".


"El Gobierno de Chile expresa su preocupación por los acontecimientos de los últimos tiempos en esa nación hermana, los que han generado incertidumbre a nivel internacional, considerando la gravitación de Brasil en el ámbito regional", agregó. "Sabemos que la democracia brasileña es sólida y que los propios brasileños sabrán resolver sus desafíos internos".


La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) anunció una conferencia de prensa de su secretario general, Ernesto Samper, para comentar la situación brasileña.


jlcg

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