Un número récord de países se dieron cita ayer, en el Día Mundial de la Tierra, para firmar el Acuerdo de París contra el cambio climático y dejar clara la urgencia de actuar contra el calentamiento global.

Al menos 175 Estados, muchos representados por sus jefes de Estado y de gobierno, sellaron en una gran ceremonia el documento negociado en diciembre en la capital francesa.

Nunca antes tantos países habían firmado una convención internacional de este tipo en el primer día en que el texto se abre para que las naciones comiencen a adherirse. Para que el acuerdo entre en vigor se necesita ahora que al menos 55 países, que sumen en total 55% de las emisiones globales, completen el proceso de ratificación.

Quince, en su mayoría pequeños Estados insulares, lo hicieron ayer mismo. En la mayoría de los casos, los países necesitan que el texto sea aprobado por sus parlamentos.

Los dos mayores contaminadores del mundo, Estados Unidos y China, se comprometieron a ratificar este año el pacto, el primero a nivel global contra el cambio climático. Beijing dijo que lo hará antes de la cumbre del G20, en septiembre. Juntos representan alrededor de 38% de las emisiones globales. La Unión Europea (UE) da cuenta de poco menos de 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2).

Francia, que lideró las negociaciones de este acuerdo, espera que su Parlamento autorice la ratificación “de aquí al verano”, dijo el presidente François Hollande, quien advirtió que “necesitamos ir más allá de los compromisos hechos aquí”. El jefe del Elíseo, el primero en estampar ayer su firma en el documento, urgió al resto de países de la UE a dar “ejemplo” y completar sus ratificaciones a lo largo de 2016.

Las intervenciones de los líderes mundiales subrayaron el sentimiento de urgencia para actuar contra el calentamiento global. “Estamos en una carrera contrarreloj”, advirtió el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, quien insistió en que el “futuro” del mundo depende de los progresos hacia una economía baja en emisiones. “Estamos batiendo récords en esta cámara y es una buena noticia. Pero los récords también se están batiendo fuera”, dijo Ban, apuntando a las temperaturas globales y el deshielo.

El jefe de la ONU recalcó el carácter “histórico” de la firma del Acuerdo de París y aseguró que “es un día para nuestros niños y nietos y todas las generaciones futuras”.

Simbolizando esa frase, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, selló el pacto a nombre de su país acompañado de su nieta de dos años.

Naciones Unidas también quiso destacar la importancia del momento para el futuro del mundo y decidió que, en lugar de un alto cargo de la organización, las primeras palabras las dijera la joven tanzana Gertrude Clement, quien a sus 16 años ha destacado por su activismo sobre el clima y representó en el acto de ayer a los jóvenes del mundo. “Esperamos una acción a gran escala”, dijo la adolescente, embajadora de UNICEF en el tema del clima.

Los más de 60 líderes y cientos de representantes nacionales reunidos en el salón de la Asamblea General escucharon también un potente discurso del actor Leonardo DiCaprio, quien apoya a la ONU como mensajero frente al cambio climático y afirmó que “el planeta no se salvará si no dejamos los combustibles fósiles bajo tierra, donde pertenecen”.

El acuerdo, que en 2020 deberá sustituir al Protocolo de Kioto, establece el compromiso mundial para mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitarlo a 1.5 grados centígrados, para evitar lo que expertos llaman “impactos más catastróficos del cambio climático”. Kioto sólo fija objetivos de emisiones para países desarrollados.

El Acuerdo de París es legalmente vinculante en su conjunto, aunque no buena parte de su desarrollo (las llamadas decisiones) ni los objetivos nacionales de reducción de emisiones, que fija cada nación.

Cada Estado está obligado a rendir cuentas de su cumplimiento y a renovar sus contribuciones al alza, cada cinco años. La primera revisión de las contribuciones tendrá lugar en 2018 y la primera actualización de las mismas, en 2020.

El pacto no establece sanciones por incumplimiento, pero habrá un mecanismo para garantizar que se cumplan los compromisos adquiridos. En cuanto a la financiación, el acuerdo obliga a los países desarrollados a contribuir a financiar la mitigación y la adaptación en las naciones en desarrollo. Para el año 2025, se busca lograr la movilización de 100 mil millones de dólares anuales.

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