Río de Janeiro.— La presidenta brasileña Dilma Rousseff buscaba ayer el apoyo de los partidos de su coalición de gobierno, después de que el martes la abandonó el partido más grande del país, lo que complica su lucha para defenderse de un juicio político.

Un día después de que el Partido Movimiento Democrático Brasileño, o PMDB, anunció que sus miembros renunciarán de inmediato a sus seis puestos en el gabinete y a unos 600 empleos en el gobierno federal, parecía que al menos tres ministros permanecerían en el equipo de Rousseff.

Según el diario O Estado de S. Paulo, el ministro de Salud, Marcelo Castro, y el de Ciencia y Tecnología, Celso Pansera, buscaban un acuerdo para permanecer, en tanto la ministra de Agricultura, Katia Abreu, podría desvincularse del PMDB para seguir en el gabinete. Otro de los socios, el Partido Progresista, convocó a una reunión el 11 y 12 de abril para decidir si sigue en la alianza con el Partido de los Trabajadores de la presidenta, quien fustigó nuevamente a quienes quieren destituirla, acusándoles de tramar “un golpe de Estado”.

Dos de los juristas que presentaron el pedido de juicio político contra Dilma, Miguel Reale Júnior y Janaina Paschoal, comparecieron ayer ante la comisión de diputados que determinará si existen razones jurídicas para procesar a la mandataria, de quien, insistieron, incurrió en faltas y “delitos de responsabilidad” que justifican su destitución. Reale señaló que hubo una serie de irregularidades en los balances que el gobierno presentó en 2014 y sostuvo que esas prácticas continuaron en 2015.

Un sondeo de Ibope difundido ayer revela que sólo 10% de la población apoya a Rousseff.

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