Estados Unidos y Cuba dieron ayer un vuelco a la historia de las relaciones interamericanas y consolidaron el proceso de reconciliación iniciado en 2014. En uno de los acontecimientos políticos de mayor trascendencia del siglo XXI en América, el presidente Barack Obama llegó ayer a La Habana para una visita de unas 48 horas al más importante rival ideológico de Washington en el continente americano luego del triunfo en 1959 de la revolución socialista encabezada por el comandante Fidel Castro.

La llegada de Obama a la isla comunista fue precedida por el arresto de medio centenar de las Damas de Blanco, organización disidente, y de varios opositores, en un incidente cerca de un templo católico al que las mujeres acuden los domingos a denunciar la represión política en esta nación. Obama dialogará mañana con opositores.

Unas 50 Damas de Blanco y otros opositores como el grafitero El Sexto, o Antonio González-Rodiles, fueron arrestados tras la habitual marcha dominical del grupo, que fue respondida con una contramanifestación de repudio por partidarios del gobierno, tan sólo horas antes del arribo de Obama.

Procedente de Maryland, el Air Force One —un Boeing 747-200— se posó a las 16:19 horas locales (14:19 horas en la Ciudad de México) en la pista del Aeropuerto Internacional José Martí, a unos 30 kilómetros al sur de esta ciudad, en la primera visita a Cuba en 88 años de un gobernante estadounidense. En 1928, el entonces presidente Calvin Coolidge viajó a esta ciudad.

Al lado de su esposa, Michelle, y seguido por sus hijas, Malia y Sasha, y su suegra, Marian Robinson, descendió de la nave y pisó suelo cubano a las 16:34 horas. Con un paraguas, la pareja presidencial se cubrió de una tenue lluvia que mojó el distendido ambiente.

En la pista fue recibido por el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez. También le recibieron el jefe de misión de EU en esta ciudad, Jeff DeLaurentis, y el embajador de Cuba en Washington, Ramón Cabañas, entre otros funcionarios.

Al pie de la escalinata, Rodríguez obsequió rosas blancas a la primera dama, rosadas a las hijas y rojas a la suegra.

Sonrisas, cordialidad y simpatía predominaron en los saludos iniciales de los representantes de dos gobiernos que, a partir de 1959, protagonizaron fuertes enfrentamientos directos en varios escenarios, en especial políticos, económicos y diplomáticos, e indirectos en teatros bélicos de América, África y Asia. Los líos Washington-La Habana enturbiaron los vínculos interamericanos.

El viaje está marcado por una gran interrogante, cuya respuesta surgirá en próximas horas: ¿se reunirá Obama con Fidel Castro?, quien por enfermedad se retiró de sus cargos desde 2006, pero es el líder histórico de la revolución.

“Es sólo un primer paso”. En un encuentro con el personal diplomático estadounidense y sus familias en la isla, Obama afirmó ayer que su viaje es “histórico”, pero que sólo es un “primer paso” en la nueva relación.

En dicha reunión, Obama fue recibido con aplausos por los diplomáticos y staff de la embajada, a quienes se dirigió en español con un “¿Cómo andan?” y agradeció tanto su trabajo como el del encargado de negocios de la legación, Jeffrey DeLaurentis.

El presidente cubano, Raúl Castro, le dará la bienvenida hoy a Obama en el Palacio de la Revolución, de esta capital, para una fase de conversaciones. Será el tercer encuentro entre ambos. Obama, quien se reunirá mañana con disidentes en la embajada de EU en esta ciudad, se trasladó del aeropuerto a la capital en una limusina negra adornada con las banderas de los dos países.

Ayer trascendió que miembros de la guerrilla de las FARC se verán las caras con el secretario de Estado de EU, John Kerry, en el marco de la visita de Obama. La reunión se prevé para hoy en el Salón de Protocolo de El Laguito, en La Habana.

Con información de agencias

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