Hasta el pasado miércoles, Syed Rizwan Farook, un especialista en salud ambiental de 28 años que trabajaba como inspector de restaurantes para el Departamento de Salud de San Bernardino, era considerado un empleado diligente y un musulmán devoto.

Un estadounidense de primera generación que creció en el seno de una familia de inmigrantes de Paquistán y que gozaba de la lectura de libros religiosos y de la práctica del tiro al blanco. Su esposa y cómplice de una de las peores masacres en la historia de EU se llamaba Tashfeen Malik, de 27 años, y madre de una niña de apenas seis meses.

A diferencia de su esposo, Malik nació en Paquistán y vivió durante varios años en Arabia Saudita antes de conocer a Syed y casarse en 2014 (según su licencia de matrimonio). El FBI dijo que ambos se conocieron en Arabia Saudita durante un viaje de Syed para participar en la peregrinación anual a La Meca.

Durante varios años, Farook se dio a la tarea de encontrar a su esposa ideal a través de varias páginas de relaciones como iMilap.com. Al final, conoció a Tashfeen en un viaje que marcó el inicio de su relación y, en opinión de fuentes próximas a la investigación, de un proceso de radicalización.

El FBI y las agencias de inteligencia intentan elaborar el retrato hablado de la pareja que mató a 14 personas e hirió a 21 más —con entre 26 y 60 años, según el listado publicado ayer—, antes de ser abatida, para determinar si se trata de un caso más de terrorismo doméstico o uno de terrorismo internacional inspirado por el extremismo islámico. “Aún no sabemos el motivo, ni la inspiración que los llevó a matar a inocentes”, aseguró ayer el agente encargado del FBI, David Bowdich, al pedir paciencia a los medios y asegurar que los laboratorios de la agencia analizan material digital incautado en la residencia del matrimonio en la ciudad de San Bernardino, en California. “Después de eso creo que tendremos más información sobre el móvil del ataque”, añadió.

“En estos momentos es muy difícil ofrecer un dictamen definitivo. Al igual que el FBI muchos estamos tratando de ir tras las pistas de estas dos personas mediante sus escritos, su intercambio de información en Facebook y la impresión de sus compañeros de trabajo”, aseguró Thomas Senderson, experto en terrorismo del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).

El desconcierto de las agencias de inteligencia ante el ataque de este matrimonio contra un grupo de empleados del Departamento de Salud del condado de San Bernardino que celebraban un convivio de fin de año, refleja el enorme grado de dificultad para detectar y desarticular tramas de terrorismo en Estados Unidos.

“Hasta el día del ataque la policía no tenía en el radar a Syed Farook”, reconoció ayer el jefe de la policía local, Jarrod Burguan. Ni él ni su esposa tenían antecedentes criminales, y sus familiares alegan que no comulgaban con ideas extremistas.

Pero el hallazgo de una gran cantidad de municiones en la camioneta donde fueron abatidos, y de un laboratorio rudimentario de explosivos en la casa de la pareja parece desmentir esas versiones y revela, a la vez, lo difícil de detectar a radicales en EU.

En solitario. “A diferencia de Europa, donde las redes de grupos extremistas se extienden por los barrios de inmigrantes de varias ciudades, en Estados Unidos estas redes son casi inexistentes. Por eso es más difícil detectar las conexiones internacionales y el accionar de extremistas que se radicalizan gradualmente y se mueven en solitario”, consideró Lorenzo Vidino de la Universidad George Washington. “Por eso, sin duda alguna, las conexiones de Farook y su esposa en Paquistán o Arabia Saudita serán muy importantes para el FBI”, añadió Vidino.

Según un estudio realizado por Vidino sobre el fenómeno del extremismo en EU, aunque las células del Estado Islámico (EI) no se han expandido a la misma velocidad en la Unión Americana que en Europa, su presencia ha cobrado un carácter inédito.

“Hasta el otoño del 2015 las autoridades han detectado al menos 250 ciudadanos de EU que han viajado o tratado de viajar a Siria y actualmente hay 900 investigaciones activas contra simpatizantes del EI en los 50 estados del país”, aseguró.

De acuerdo con este experto, el promedio de los simpatizantes o sospechosos de comulgar con ideas extremistas ronda los 26 años, 86% son hombres, 51% han viajado o intentado viajar al extranjero y 27% se vieron involucrados en conspiraciones para atentar en suelo estadounidense.

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