A pesar de ser un proceso 100% automatizado, pleno de bondades tecnológicas, el anuncio de los resultados de las últimas tres elecciones venezolanas (dos presidenciales y una regional) se ha retrasado por lo menos cuatro horas desde el cierre de las mesas, un tiempo que suele generar tensión y sospechas en una Venezuela intensamente polarizada, en la que más de 60% de la población desconfía del árbitro, el Consejo Nacional Electoral (CNE).

La experiencia indica que mientras más cerrado el resultado —o favorable a la oposición— más se tarda el ente comicial en entregarlo. Es por ello que ante la perspectiva de que obtendría su primera victoria en 17 años de “revolución bolivariana” en las parlamentarias del próximo domingo, la oposición venezolana, agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), no sólo exige al CNE el anuncio de los ganadores en cada circuito cuando las tendencias sean irreversibles, sino que asegura que tomará medidas paralelas para informar a los ciudadanos “en caso de represamiento indebido de los datos”.

Así lo informó el secretario general del partido Acción Democrática (AD), Henry Ramos, representante de la coalición opositora ante el CNE, al advertir que la tardanza en anunciar los resultados podría desatar focos puntuales de violencia, especialmente debido al discurso retador sostenido por el presidente Nicolás Maduro en las últimas semanas y con el que ha asegurado que el oficialismo tiene que ganar “como sea”.

Ningún representante de la oposición ni acompañantes internacionales tienen acceso a la Sala Situacional del CNE, adonde van llegando los datos de las mesas electorales, se totalizan los resultados y se prepara el informe final. Muchos estiman que el oficialismo conoce con anticipación cómo se va comportando el electorado en las diferentes circunscripciones y activa —o no— el “remolque” de votantes a conveniencia, otra forma de ventajismo electoral que la oposición no puede controlar.

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