El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís Rivera, dijo que en su visita a Cuba, del 13 al 15 de este mes, “no está en la agenda” reunirse con la disidencia política y advirtió que el fenómeno de miles de migrantes irregulares cubanos atrapados en suelo costarricense hace casi un mes, se convirtió en grave crisis humanitaria sin que se vislumbre un arreglo multilateral para que sigan su viaje a Estados Unidos.

En una entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL, Solís descartó crear puentes aéreos de Costa Rica a México, Guatemala o Belice para que los migrantes cubanos avancen hacia Estados Unidos, que concede beneficios migratorios y laborales con sólo tocar suelo estadounidense a las personas nacidas en Cuba. El conflicto se agravó el 13 de noviembre pasado, cuando Nicaragua cerró su frontera a los cubanos sin visas que, por tierra y mar, viajan de Ecuador a EU. Para contener el flujo, Quito restableció este mes el requisito de visas a los cubanos.

De unas 52 horas, la agenda de Solís empezará el domingo por la noche pero con el presidente de Cuba, Raúl Castro, será de apenas unas cuatro horas y a partir de las 16:30 del martes, dos en privado y lo demás en cena con sus comitivas. El resto serán visitas culturales y científicas, citas de empresarios costarricenses con firmas estatales cubanas y reuniones de ministros, de acuerdo con el programa difundido por el gobierno de Costa Rica.

¿Cuál es la meta de la visita?

—La normalización de relaciones [Costa Rica rompió nexos con Cuba en 1961 y los reanudó en 2009]. El intercambio de visitas de jefes de Estado es la última puntada diplomática del proceso. Queremos colocar a Cuba en el mapa de la geopolítica centroamericana y caribeña de nuestra política exterior como área de prioridad. Cuba es destino importante para nuestros exportadores. Y también la cooperación en turismo, salud y deportes.

¿Discutirá con Cuba sobre los migrantes cubanos varados en Costa Rica?

—Es un tema regional que implica a Cuba, Ecuador, Colombia, México, EU y Centroamérica es una pieza de un rompecabezas más grande, que requiere entenderse en su globalidad. La premisa es humanitaria. Son migrantes con derechos y así deben ser tratados. La crisis se prolongará. Ya no es un simple fenómeno migratorio, es una crisis humanitaria migratoria. Guatemala y Belice también cerraron fronteras a los migrantes cubanos y eso complica mucho más la situación. México no acepta que cubanos sin visa lleguen a su territorio en un puente aéreo.

El centro de la política exterior es defender los derechos humanos. Cuba es acusada de violar los derechos humanos de su pueblo y de tener presos políticos, impedir la libre expresión y el pluripartidismo. ¿Planteará este tema al presidente Raúl Castro?

—Lo haré, como lo han hecho todos los presidentes de países tan democráticos como el nuestro, la Unión Europea, los Papas que visitaron Cuba, como lo hace EU, y será planteando el punto de vista de Costa Rica y respetando el de Cuba. No existe otra posibilidad. No vamos a operar diferente al mundo democrático en general. La situación de la política interna cubana está en evolución, amerita una relectura y la vamos a hacer cuando estemos en Cuba.

¿Se reunirá con los disidentes?

—No, eso no está en la agenda.

¿Por qué?

—Porque no está en la agenda.

¿No son merecedores de dialogar con Costa Rica?

—Esta es una visita cuyos objetivos no contemplan ese ámbito. Creemos que la discusión sobre derechos humanos puede enmarcarse adecuadamente en una conversación que tendré con el cardenal cubano [Jaime Ortega].

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