El papa Francisco visitó hoy la mezquita central de Bangui para recordar a cristianos y musulmanes que son "hermanos" y pedirles que detengan la violencia en la República Centroafricana, inmersa en un conflicto étnico-religioso que ha costado la vida de miles de personas en los últimos dos años.

"Juntos digamos 'no' al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam" , afirmó el pontífice tras mantener un encuentro con la comunidad musulmana en la mezquita.

Francisco recordó que como "hermanos" , cristianos y musulmanes tienen que "permanecer unidos para que cese toda acción que, venga de donde venga, desfigura el rostro de Dios y, en el fondo, tiene como objetivo la defensa a ultranza de intereses particulares en perjuicio del bien común" .

Este encuentro con líderes musulmanes es uno de los actos más simbólicos del viaje del papa, que él mismo se encargó de destacar: "Mi visita pastoral a la República Centroafricana no estaría completa sin este encuentro con la comunidad musulmana".

Su viaje a este país, la etapa más peligrosa de su gira africana, ha levantado mucha expectación y se espera que permita rebajar la tensión a fin de celebrar las elecciones previstas para el próximo 27 de diciembre, que tuvieron que ser aplazadas en octubre debido a una nueva ola de violencia.

"Confiamos en que las próximas consultas nacionales den al país unos representantes que sepan unir a los centroafricanos, convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación, más que en representantes de una facción" , aseveró.

Francisco animó así a los líderes a que trabajen para que su país "sea una casa acogedora para todos sus hijos, sin distinción de etnia, adscripción política o confesión religiosa" .

De esta manera, aseguró, la República Centroafricana podrá "influir positivamente y ayudar a apagar los focos de tensión todavía activos y que impiden a los africanos beneficiarse de ese desarrollo que merecen y al que tienen derecho" .

El país se encuentra inmerso en una espiral de violencia desde 2013, cuando los exrebeldes Séléka -de mayoría musulmana- derrocaron el Gobierno de François Bozizé y provocaran una reacción de las milicias anti-balaka -cristianos y animistas-.

"Sabemos bien que los últimos sucesos y la violencia que ha golpeado su país no tenía un fundamento precisamente religioso. Quien dice que cree en Dios ha de ser también un hombre o una mujer de paz" , concluyó Francisco.

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