El papa Francisco inicia hoy una visita de alto riesgo a Kenia, Uganda y la República Centroafricana, tres países marcados por la falta de respeto a los derechos humanos y la violencia armada donde el Pontífice espera dejar un mensaje de justicia, paz y tolerancia.

Francisco aterrizará a media tarde en Nairobi, donde mantendrá un encuentro con el presidente del país, Uhuru Kenyatta, quien hasta finales del pasado año estuvo imputado por la Corte Penal Internacional como responsable de la ola de violencia ocurrida en Kenia tras las elecciones de 2007.

Desde hace cinco años, el país está en permanente estado de alerta por la amenaza del grupo yihadista somalí Al Shabaab, que en septiembre de 2013 alcanzó fama internacional al matar a 67 personas durante un asedio de cuatro días al centro comercial más popular de Nairobi.

En abril de este año mató a 143 personas, en su mayoría estudiantes, en la Universidad de Garissa, en el norte del país.

En este contexto, la visita del Papa adquiere la condición de máximo riesgo y requiere un dispositivo extraordinario de seguridad: 10 mil agentes vigilarán una ciudad que, durante la mayor parte del jueves y el viernes, tendrá sus principales avenidas cortadas al tráfico. El gobierno declaró un día festivo por la visita.

El Papa también desafiará a la amenaza yihadista en Uganda, donde Estados Unidos y el Reino Unido han lanzado este año al menos dos alertas por posibles atentados. Pero la mayor amenaza que conocerá el Pontífice en este país será la que sufren a diario los homosexuales, perseguidos por la sociedad, la Iglesia, el gobierno y la justicia con duras penas de cárcel.

La etapa más peligrosa de este viaje será la última, República Centroafricana (RC): un país en estado de guerra por el conflicto étnico-religioso entre cristianos y musulmanes.

“Estoy preparado para sostener el diálogo interreligioso, para animar la convivencia pacífica. Sé que es posible, porque todos somos hermanos”, dijo Francisco en un videomensaje.

Durante su estancia en la capital, el santo padre visitará la Gran Mezquita, gesto que han agradecido los musulmanes.

Inician audiencias por filtraciones. En tanto, ayer inició ante el Tribunal de Estado de la Ciudad del Vaticano la primera audiencia del juicio contra los periodistas Emiliano Fittipaldi, Gianluigi Nuzzi y otras tres personas acusadas de entregarles documentos confidenciales —que después publicaron en dos libros—.

Los cinco podrían ser sentenciados a entre cuatro y ocho años de prisión en un juicio (conocido como VatiLeaks 2) que según organismos internacionales atenta contra la libertad de prensa.

El próximo lunes comienzan los interrogatorios. Los dos periodistas se han quejado de que tienen que aceptar abogados ordenados por la corte y acreditados ante el Vaticano, sin poder recurrir a defensores italianos. “El proceso a los periodistas es la expresión de una Iglesia oscurantista que (...) no corresponde al mensaje de revolución del Papa”, afirmó Nuzzi en rueda de prensa.

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