Ginebra.— Europa está a un paso de contabilizar las 300 mil llegadas de inmigrantes y refugiados a su suelo sólo en lo que va del año, una situación que “requiere una respuesta integral de la Unión Europea (UE)”, demandó ayer la ACNUR, que llamó a los países europeos a repartir de forma solidaria la carga derivada de esta oleada migratoria.

La ONU confirmó que la llegada de inmigrantes no aminora y que se han contabilizado 292 mil entradas desde el primero de enero, de las que 181 mil han ocurrido por Grecia y 108 mil por Italia, a través del Mediterráneo. “No vemos ningún punto final a la llegada de personas en los próximos meses. Estamos ante niveles récord de desplazamientos forzados en el mundo y está muy claro que se requiere una respuesta integral de la Unión Europea (UE), de sus 28 miembros”, declaró la portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Melissa Fleming.

El organismo anticipa que 3 mil personas diarias, entre inmigrantes y refugiados, estarán en ruta hacia Serbia en los próximos días. Proceden de Grecia o Macedonia y aspiran a alcanzar Hungría y el norte de la UE. El ritmo de estas llegadas supera las previsiones más pesimistas del organismo, que hace pocas semanas había proyectado que a finales de agosto se llegaría a 250 mil entradas por el Mediterráneo, cuando lo seguro es que llegarán a 300 mil.

Según Unicef, otro de los mayores brazos humanitarios de la ONU, al menos 30% de los que han llegado a territorio europeo de forma irregular por vía marítima son mujeres y niños.

Fleming recordó que mientras no haya un cese de la violencia armada en Siria —país de procedencia de la mayoría de refugiados—, ni sumas importantes de dinero para ayudar a los países que acogen a los refugiados, las llegadas a Europa no disminuirán.

Subrayó que los países de la UE deben ayudar sobre todo a los Estados cuyas capacidades están ya agotadas, como Grecia, Macedonia y Serbia. Tan sólo ayer, otros mil 500 extranjeros fueron trasladados a un centro de acogida en Presevo, tras cruzar a pie la frontera desde Macedonia.

François Crépeau, relator especial de la ONU para los derechos humanos de los migrantes, dijo que “levantar verjas, emplear gas lacrimógeno y otras formas de violencia contra los inmigrantes y refugiados, detenerlos y negarles un techo, alimento o agua e incluso amenazarlos, así como los discursos de odio en su contra no impedirán que vengan a Europa o al menos lo intenten”.

Varios países dijeron que actuarán con dureza con los inmigrantes. En Reino Unido podrían ser condenados a penas de prisión de hasta seis meses, según un proyecto de ley presentado ayer. El secretario de Estado británico para asuntos migratorios, James Brokenshire, dijo al respecto que “cualquiera que piense que Reino Unido es blando no debería tener dudas, si usted está aquí ilegalmente, vamos a tomar medidas para impedir que trabaje, alquile un piso, abra una cuenta bancaria o conduzca un automóvil”.

Hungría, donde están llegando miles de migrantes, en su mayoría sirios, pidió más fondos a la UE para gestionar esta oleada migratoria, por la que se declaró alarmada, mientras los soldados intentan desesperadamente terminar un muro fronterizo para contenerlos.

La canciller alemana Angela Merkel insistió en la necesidad de tener centros de registro de refugiados en Italia y Grecia: “A veces hay que mandarlos de vuelta a sus países, como los procedentes de países de los Balcanes”. Esas naciones son “seguras”, dijo.

jram

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