Washington.— Mientras el aspirante republicano a la nominación presidencial estadounidense, Donald Trump, sigue acaparando la atención de los medios de comunicación y los reflectores con sus pronunciamientos xenófobos hacia los inmigrantes, o brutales contra sus adversarios en la contienda, la más viable aspirante del Partido Demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, experimenta serios problemas de credibilidad.

El denominado efecto Trump, que ha conseguido robar la cuota de pantalla en todos los medios, también ha evidenciado los problemas de Hillary. Para millones de electores, Trump es demasiado brutal, pero directo. En cambio, Hillary es demasiado cautelosa y le falta autenticidad. La opacidad en el manejo de su correo electrónico cuando fue secretaria de Estado y usó su cuenta privada para su trabajo, sólo ha complicado las cosas.

“La razón por la que Trump encabeza las encuestas es que se vende con eficacia y con una autenticidad que ha conectado con una base republicana que está asqueada y cansada de los políticos de siempre”, consideró Chris Spatola, analista político.

“Lo paradójico con Trump es que, mientras que nadie lo tomaría en serio en una elección nacional, ha demostrado que la sed del electorado por un candidato auténtico y con arrojo es muy real”, añadió Spatola. Hillary, en cambio, “se suma a esa lista de candidatos que en el pasado tuvieron serios problemas de autenticidad como Mitt Romney, Al Gore o John Kerry”, consideró el analista e historiador de la Universidad de Rutgers, David Greenberg, en alusión a los candidatos demócratas o republicanos que fracasaron en su lucha por la presidencia por un problema de credibilidad y autenticidad.

En abril, un sondeo realizado por la Universidad de Quinnipiac reveló que los problemas de credibilidad de Clinton le estaban pasando factura en algunos estados que serán cruciales en las elecciones primarias y presidenciales, como Colorado, Iowa y Virginia.

En estos estados, la ventaja de Clinton a nivel nacional se ha reducido frente a contendientes del Partido Republicano como Jeb Bush, ex gobernador de Florida; Scott Walker, gobernador de Wisconsin, y el senador por Kentucky, Rand Paul, quien ha criticado a Hillary por el asunto de los correos y por el conflicto de interés que plantea la Fundación Clinton creada por su esposo. En comparación con Trump, en Iowa, mientras Clinton tiene un respaldo de 37%, el magnate alcanza 32%. En los sondeos de New Hampshire, Clinton goza de 37% de apoyo y Trump de 27%.

Lo irónico de esta contienda no declarada entre Hillary y Trump es que, aunque nadie concede al multimillonario ninguna oportunidad para hacerse con la nominación presidencial, su estilo ha conseguido poner en evidencia la gradual erosión de Clinton en las encuestas a nivel estatal y nacional.

Según la valoración histórica de Gallup, Hillary ha registrado una caída de más de 10 puntos porcentuales en los primeros seis meses de 2015, al pasar de más del 53% al 43%.

A pesar de ello, la página de Real Clear Politics la coloca por encima de todos los aspirantes del Partido Republicano con un margen de más de 5 puntos porcentuales. En el caso de Trump, Hillary le lleva una ventaja de hasta 16 puntos porcentuales, aunque el magnate lidera los sondeos del bando republicano, con 25%, contra 12% de Bush, según un sondeo que publicó ayer Reuters/Ipsos.

“La gran pregunta, una vez que Trump haya desaparecido de la contienda (en las primarias republicanas), es si acaso habrá un candidato serio que pueda aprovechar el gancho emocional y la capacidad de decir las cosas de forma directa que Trump ha empleado” para hacerse con el voto de los estadounidenses, concluyó Spatola.

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