Washington.— El inicio de una nueva era entre Estados Unidos y Cuba llegó ayer con puntualidad histórica con el izamiento de la bandera de la isla, arriada medio siglo atrás, y con la presencia de decenas de personas que se apelotonaron frente al pórtico principal de la embajada de Cuba en esta capital.

Entre cánticos de “¡Cuba sí! ¡Castro no!”, la gente se arremolinó pasadas las 10:30 de la mañana para observar a los tres cadetes cubanos que salieron por la puerta principal mientras la comitiva de EU, encabezada por la subsecretaria de Estado adjunta Roberta Jacobson, se colocaba frente al mástil principal y observaba en silencio la ejecución marcial para izar la bandera.

“¡Gracias Obama!”, se leía en una pancarta que flotaba entre la multitud, mientras varios simpatizantes de Cuba entonaban coros a favor del fin del embargo y de las restricciones para poder viajar a la isla. Más allá, enemigos del proceso de reconciliación, en franca minoría, denunciaban el restablecimiento de las relaciones con Cuba mientras los derechos humanos y las libertades civiles de millones siguen en entredicho.

“Yo quise estar desde muy temprano porque quería ser testigo de la historia”, aseguró Ana Hair, una mujer de 67 años y piel morena que ayer se apretujaba entre decenas de curiosos para celebrar la reapertura de la embajada cubana, que causó embotellamientos en la calle 16, una de las principales arterias de esta ciudad.

“He vivido en este barrio más de 50 años. He visto cómo el servicio secreto espiaba a la embajada desde algunos departamentos próximos a mi vivienda. He contemplado las manifestaciones a favor de repatriar a Elián González (el niño que fue regresado a Cuba después de que su madre naufragara en el intento de llegar a EU) en el año 2000. Por eso creo que el acto de hoy es histórico y muestra la mejor cara de EU”, añadió mientras evocaba los peores años de la Guerra Fría, cuando la amenaza de una guerra nuclear mantuvo en duermevela a millones de estadounidenses en 1962.

Súbitamente, con el himno de Cuba como telón de fondo, entre la multitud, un hombre que se había echado pintura roja gritó desde la calle para denunciar la violación a los derechos humanos en la isla caribeña. Su aparición fue sofocada por la inmediata intervención de agentes policiales que le redujeron y esposaron, mientras la ceremonia continuó.

“Hoy se abre la oportunidad de empezar a trabajar para fundar unas relaciones bilaterales nuevas y distintas. Para ello, el gobierno cubano compromete toda su voluntad”, aseguró el canciller cubano, Bruno Rodríguez, poco antes de colocarse frente al mástil principal en los jardines de la embajada para izar la bandera de su país.

“Sólo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy”, prosiguió Rodríguez en un discurso que enarcó las cejas de varios de los asistentes intrigados por el tono de unas palabras que sonaron a precondición para seguir adelante con el proceso de normalización de las relaciones entre los dos países.

El mensaje no pasó inadvertido para los periodistas de EU que, durante la posterior rueda de prensa con el secretario de Estado, John Kerry, le preguntaron sobre la exigencia del canciller cubano. “Francamente no me ha sorprendido (la alusión a la devolución de Guantánamo) porque este asunto ha sido parte de la discusión”, respondió Kerry. Pero por ahora, insistió, “eso —cambiar el régimen de arrendamiento— no forma parte de la conversación por nuestra parte”.

“Por lo que toca al embargo, creo que el presidente (de EU, Barack Obama) ha sido muy claro. Ha hecho un llamado al Congreso para eliminar el bloqueo. Esperamos que ese reclamo llegue con el tiempo como muestra de lo que podemos hacer para mejorar aún más nuestras relaciones”, añadió.

Kerry subrayó que “estamos decididos a vivir como buenos vecinos sobre la base del respeto mutuo... hoy hemos comenzado a reparar lo que estaba dañado tras 54 años de enemistad”, y el Departamento de Estado confirmó que el funcionario viajará a La Habana el 14 de agosto para encabezar la ceremonia de izamiento de bandera, aunque la embajada de EU en esa nación abrió ayer oficialmente sus puertas. Por su parte, Rodríguez dijo que “tenemos (con EU) diferencias profundas en cuanto a concepciones del ejercicio de los derechos humanos por parte de todas las personas y en todo el planeta”, y pidió al gobierno estadounidense que no “persiga cambios en Cuba, algo que recae en la soberanía cubana” y “la voluntad de los cubanos”.

La Casa Blanca aseguró que, con la apertura de embajadas en las respectivas capitales, los diplomáticos de EU “tendrán la capacidad de relacionarse de forma más amplia en toda la isla, con el gobierno cubano y los cubanos de a pie”.

Con información de agencias

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