Una reserva natural, en la cual labora una veterinaria mexicana, protege a rinocerontes bebés, víctimas de la caza ilegal en Sudáfrica, cuyas madres mueren a tiros.
En el sitio, los empleados se vuelven "madres" de los pequeños, salvándolos de morir de deshidratación y otros peligros al quedar solos en la naturaleza.
"Las madres sustitutas" atienden a los sobrevivientes; los alimentan, los acompañan en caminatas y los consuelan hasta que puedan regresar a su hábitat natural.
Los cuidadores, quienes se protegen de no ser tirados o heridos por los grandes bebés inquietos, los hacen dormir en establos, les hacen beber sustitutos de leche, y juegan en el lodo con ellos.
El "orfanato" toma medidas extremas para proteger a los rinocerontes de los cazadores: no revela su ubicación exacta y está cerrado al público, salvo visitas selectas. Los gerentes sólo han dicho que está cerca de un centro turístico tipo safari en la reserva natural Entabeni en la provincia Limpopo, a unas tres horas en auto al norte de Johannesburgo.
"Estos rinocerontes estarían muertos si no hubiera un lugar donde enviarlos" , dijo Gabriela Benavides, la mexicana que trabaja en el lugar.
jlcg