El gobierno colombiano y  guerrilla de las FARC anunciaron ayer un plan para buscar un cese el fuego “bilateral” y “definitivo” en Colombia, después de la ola de violencia que llevó al proceso de paz a su punto más crítico en las últimas semanas.

El plan, anunciado de forma conjunta por los equipos negociadores como una hoja de ruta “para agilizar (los diálogos) en La Habana y desescalar (el conflicto) en Colombia”, llega en momentos en que el apoyo público al proceso de paz se derrumba en el país.

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos se comprometió a reducir las acciones militares contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a partir del 20 de julio, cuando entra en vigor un cese el fuego unilateral de la guerrilla.

Ambas partes anunciaron además que han decidido “acordar sin demoras” los términos de una tregua bilateral sobre la que ya conversan de forma inicial desde hace meses a nivel de subcomisiones, en el marco de las negociaciones que realizan en Cuba desde noviembre de 2012.

“Es una buena noticia que debe recuperar la esperanza de los colombianos, en momentos en que, como hemos reconocido, ha aumentado el escepticismo”, celebró el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, después de que se hiciera el anuncio. “La oportunidad de terminar el conflicto está viva”, añadió.

También las FARC saludaron el acuerdo. “El plan acordado supone “sin duda, un relanzamiento vigoroso, prometedor y esperanzador del proceso de diálogos”, señaló  el jefe  negociador de la delegación de la guerrilla, Iván Márquez.

El cese el fuego definitivo es una exigencia de las FARC desde el inicio del proceso. El gobierno se había negado a cumplirla, argumentando que la guerrilla ha usado antes las treguas para reagruparse y apuntando a una fase más avanzada del diálogo como el momento para detener las opciones militares.

Los grupos negociadores de ambas partes esperan contar con el apoyo de la ONU y de la Unasur para implementar un sistema de monitoreo y verificación de la tregua. 
Las delegaciones presididas por  De la Calle  y  Luciano Marín, Iván Márquez, de las FARC, comparecieron sentadas a la misma mesa mientras representantes de los países garantes del diálogo, Cuba y Noruega, leían el anuncio del acuerdo.

La naturaleza de las medidas del gobierno para aminorar la intensidad de la guerra “aún no ha sido definida”, según admitió De la Calle.  “Es una tarea que se emprenderá de inmediato con la convicción de que es un buen camino para mostrar a los colombianos que la confrontación puede terminar”, añadió.

Dentro de cuatro meses desde el 20 de julio, cada una de las delegaciones de paz realizarán una primera evaluación del cumplimiento de las medidas de desescalamiento   y de los avances de la mesa de conversaciones y tomarán las decisiones “pertinentes”.

“Lo anterior sin perjuicio de la posibilidad de dar inicio al cese al fuego de hostilidades bilateral y definitivo si se llega a un acuerdo”, precisaron el gobierno y guerrilla en su comunicado.

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