Tras el golpe asestado el martes por legisladores vinculados al lobby del exilio cubano en la Cámara Baja de Estados Unidos, el proceso de reconciliación con Cuba registró ayer una nueva embestida orquestada por el senador republicano por Florida, Marco Rubio, quien presentó su propia iniciativa para evitar que “el aparato militar del gobierno cubano” se vea beneficiado con el flujo de inversiones y transacciones que traerá consigo la normalización de nexos entre La Habana y Washington.

“No está en nuestro interés, o del pueblo de Cuba, que Estados Unidos se convierta en fuente de financiamiento de la brutalidad del régimen de (el presidente cubano, Raúl) Castro”, aseguró Rubio, aspirante presidencial republicano, al presentar una ley que secundan, entre otros, el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez.

“Esta iniciativa impediría que dólares de EU caigan en manos de los militares cubanos y exigiría la rendición de cuentas de la administración de (el mandatario estadounidense, Barack) Obama con respecto a los fugitivos de la justicia estadounidense en Cuba y la devolución de la propiedades robadas”, añadió. La propuesta se produce un día después de la presentada en la Cámara Baja por el congresista de origen cubano Mario Díaz-Balart para bloquear fondos para la habilitación de la nueva embajada de EU en La Habana.

La propuesta de Rubio, bautizada como “Acta de Transparencia Militar Cubana”, parte del principio de que en la Constitución cubana (según los legisladores), “el Estado es el que dirige y controla el comercio exterior”, por lo que las inversiones y los recursos procedentes de actividades vinculadas al turismo o al comercio irían a parar al Estado.

La iniciativa identificaría y negaría transacciones financieras al ejército cubano y sus subdivisiones, así como a su liderazgo. El documento señala al presidente Castro como el principal fundador y beneficiario del grupo Gaesa SA, que controla el sector turístico en la isla con una cadena de hoteles, bares, restaurantes, casas de cambio y compañías que rentan autos.

“Con el gobierno y las fuerzas armadas controlando más del 80% de la economía del país, los esfuerzos para ampliar el comercio y los viajes a Cuba sólo enriquecerán a los monopolios militares de los Castro”, dijo Menéndez.

Hector Schamis, de la Universidad de Georgetown, consideró que este tipo de iniciativas “demuestran que ya estamos en temporada electoral y Cuba es un tema sensible... Me cuesta creer que las inversiones (que fluirán entre EU y Cuba) por actividades relacionadas con turismo o servicios bancarios, vayan a terminar en manos militares”.

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