Atenas/Bruselas.— Los países de la zona euro cerraron ayer la puerta a una extensión de la línea de crédito de Grecia y dejaron al país ante una inminente cesación de pagos que podría provocar su salida de dicha zona, después de que el gobierno heleno rechazó las duras demandas de los prestamistas y llamó a un referéndum para que los ciudadanos decidan si aceptan o no un acuerdo de rescate.

Esta madrugada, el Parlamento griego aprobó, con 178 votos a favor y  129 en contra, la celebración de la consulta. El partido opositor Nueva Democracia criticó  la decisión. “La propuesta de referéndum arrastra al país fuera de Europa”,  dijo el líder del partido,  Andonis Samaras, ex premier.

Los ministros de Finanzas de los otros 18 países que comparten el euro se reunieron por primera vez sin Grecia y rotundamente rechazaron su petición de extender un rescate hasta después del referéndum del 5 de julio. Esto prepara el escenario para que Atenas caiga en un default por la posibilidad de incumplir, este martes, un crucial pago por mil 600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los 18 países se comprometieron a hacer lo que sea necesario para estabilizar el bloque monetario y dijeron que estaban en mejor posición que en el apogeo de la crisis de la zona euro vivida hace unos años. También instaron implícitamente a Grecia a imponer controles de capital para estabilizar su sistema bancario. 
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, aseguró  que el referéndum sobre el rescate se llevará adelante y afirmó que el gobierno no va a “pedir permiso” a los socios para “poder dar la palabra al pueblo”, aunque dijo estar dispuesto a llegar a un acuerdo.

El premier criticó en particular al FMI, al que acusó de ser el responsable de las exigencias más inaceptables para Grecia, como “trasladar la carga” del ahorro sobre los pensionistas. Cuestionó también la insistencia del FMI en querer aumentar el IVA sobre los hoteles hasta el 23%, del 6.5% actual (el gobierno había propuesto 13%).
La decisión sobre el referéndum “no constituye una ruptura con Europa, pero sí rompe con las tácticas que ofenden a Europa”, aclaró.

El rechazo de una extensión del rescate aumentó la gran presión que existe sobre los bancos griegos, que dependen de la ayuda del Banco Central para mantenerse a flote. Durante el día se formaron largas filas frente a los cajeros automáticos mientras la gente se apresuraba a retirar su dinero.

Además, la decisión de la zona euro congela nuevas conversaciones entre Grecia y el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI.

El consejo de gobierno del BCE se reúne hoy para determinar si sigue suministrando liquidez de emergencia a la banca griega o la corta.

La negativa de los líderes europeos  fue una demostración del grado de molestia que hay con  Tsipras  por  un anuncio que puso fin a cinco meses de negociaciones intensas. “Estoy muy negativamente sorprendido por la decisión del gobierno griego de convocar un referéndum. Es una triste decisión que cierra la puerta a más negociaciones cuando estaba abierta”, dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.  Agencias

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