La Cámara Baja de Carolina del Sur votó ayer a favor de iniciar un debate sobre la posibilidad de retirar la bandera confederada situada en el exterior del Congreso estatal, como han solicitado numerosos políticos a nivel estatal y nacional, después del asesinato, el miércoles pasado, de nueve afroestadounidenses en una iglesia en Charleston, a manos de un joven con reivindicaciones supremacistas.

El Senado estatal todavía no se ha pronunciado sobre el asunto, que  ayer suscitó una manifestación de cientos de personas frente al Capitolio local para exigir que se retire el controvertido emblema. “Tras la muerte de nueve personas en un templo religioso, ninguno de nosotros es capaz de mirar de frente a los miembros de la comunidad afroestadounidense para defender la permanencia de esa bandera en lugares públicos”, aseguró ayer el senador por Carolina del Sur y aspirante a la nominación presidencial por el Partido Republicano, Lindsay Graham.

El cambio de postura de Graham, que hasta hace poco defendía la permanencia de la bandera confederada en los edificios públicos de Carolina del Sur, refleja un cambio de tendencias en el seno del Partido Republicano y entre un sector de la opinión pública cansada de crímenes de odio racista.

Según el más reciente sondeo del Center for American Progress (CAP), sólo uno de cada cinco ciudadanos apoya la permanencia de la bandera confederada en los edificios públicos de, al menos, nueve estados del sur.

Desde la década de los 50, cuando la lucha por los derechos civiles comenzó a tomar forma en EU, la bandera confederada que identificó a los ejércitos del sur durante la guerra civil en EU (1861-1865) se convirtió en un símbolo para las huestes racistas del Ku Klux Klan. Las posturas a favor y en contra de su permanencia en edificios públicos han caldeado el debate entre quienes la consideran una señal de identidad del sur y quienes la comparan a la cruz esvástica o nazi.

Tras los asesinatos en Charleston, el candidato a la nominación presidencial republicana, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, y el ex candidato presidencial Mitt Romney se han manifestado a favor de retirar la bandera.  Sus pronunciamientos hablan de la necesidad de marcar distancias con el núcleo de organizaciones racistas y supremacistas que, por décadas, han cortejado a candidatos del Partido Republicano.

En el curso de las últimas horas, a este selecto grupo de líderes republicanos se han sumado empresas como Walmart y Sears, que anunciaron el fin de la venta de la bandera confederada en algunos estados del sur. Amazon,  el portal de subastas online eBay  y Google se sumaron a la iniciativa.

“Creemos que ya no tiene ningún sentido seguir comercializando una bandera que es fuente de dolor para un importante sector de la sociedad”, dijo Doug McMilon, presidente ejecutivo de Walmart.

La aspirante presidencial demócrata Hillary Clinton calificó ayer como un acto de terrorismo racista el tiroteo en Charleston  e instó a los negocios de EU a dejar de vender productos con la polémica bandera confederada.

En tanto, en Mississippi, el presidente de la Cámara Baja estatal, Philip Gunn, pidió retirar el emblema confederado de la bandera del estatal, mientras en Virginia, el gobernador Terry McAuliffe anunció que su estado retirará la  imagen de la bandera confederada de todas las matrículas de vehículos emitidas en el territorio, por considerarla un símbolo “divisivo y dañino”.

en Tennessee, varios legisladores de ambos partidos se pronunciaron a favor de retirar del Senado el busto de un general confederado y líder del Ku Klux Klan, Nathan Bedford Forrest.
El tema no es trivial para una sociedad sureña orgullosa de sus antepasados y su papel en la guerra civil que ganó el norte. Pero el aumento de crímenes de odio y el inquietante uso de la bandera confederada por organizaciones supremacistas, han marcado un cambio en las tendencias.

“Aún hay blancos sureños que veneran a sus ancestros que murieron en la Guerra Civil y que desean ondear la bandera en su honor”, dijo el historiador David Goldfield.  “No obstante, muchos de ellos reconocen que quizá ha llegado el momento de un pase de página. Especialmente cuando esta bandera ha sido el símbolo de muchos racistas que encuentran en ella una seña de identidad equívoca que relacionan con el odio racial”, añadió.  Con información de agencias

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