Jerusalén .— El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, logró a último momento conformar un nuevo gobierno, tras sumar a su coalición al partido procolonos de derecha Hogar Judío, con lo que sumará una escasa mayoría de 61 escaños en un Parlamento de 120 asientos, informó ayer Radio Israel.

Los 42 días de plazo para formar un nuevo gobierno de coalición se agotaban la medianoche del miércoles. Para conseguir la mayoría, aunque sea de forma ajustada, el Partido Likud, que había conseguido 30 escaños en las elecciones del pasado 17 de marzo, necesitaba los ocho escaños de Hogar Judío.

Las negociaciones con el partido procolono, liderado por Naftali Bennett, se prolongaron después de que la formación de extrema derecha exigiera que la controvertida diputada Ayelet Shaked entre en el gabinete como ministra de Justicia.

Bennett, el ministro de Economía en el saliente gobierno, utilizó las últimas horas para endurecer sus demandas tras el sorpresivo anuncio que hizo el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, de que su formación, Israel Beiteinu, no entraría en la coalición. “Propongo que empecemos a trabajar”, dijo Netanyahu en un comunicado conjunto con Bennett.

“Las negociaciones han terminado. La campaña ha terminado. Ahora vamos a trabajar para ustedes”, dijo Bennett, prometiendo que el gobierno no representará solo a la derecha israelí. De acuerdo con Radio Israel, Netanyahu propuso nombrar a Shaked como ministra de Justicia, pero con poderes reducidos. El primer ministro también insinuó que podría ampliar su coalición tras obtener la mayoría mínima.

El nombramiento de Shaked al frente del ministerio de Justicia fue controvertido hasta último momento. La nueva ministra quiere limitar la autoridad de la Corte Suprema de Israel, a la que considera demasiado liberal. El diputado Najman Shai de la alianza de centro-izquierda condenó el posible nombramiento de Shaked. “Es como si designara a un pirómano como jefe de bomberos”, dijo.

El líder opositor Yitzhak Herzog, del Partido Laborista, habló de una coalición “inestable, irresponsable e incontrolable”, condenada al fracaso y que será reemplazada pronto, según escribió en su cuenta de Twitter.

La formación de un gobierno de coalición terminó siendo más dura de lo esperado para Netanyahu, que contaba con Lieberman, hasta ahora considerado un aliado natural y casi obvio.

Lieberman estaba a favor de lanzar ataques de mayor envergadura contra la Franja de Gaza durante la ofensiva del año pasado y aseguró que las políticas de Netanyahu eran demasiado laxas. Durante el próximo gobierno se propone atacar al líder nacional desde las filas opositoras y alzarse como el máximo representante de la derecha.

Con el líder de Israel Beiteinu (Israel Nuestra Casa), Netanyahu tenía planes de formar un gobierno de derecha en coalición con los partidos religiosos que le permitía sumar una mayoría de 67 escaños.

El Likud de Netanyahu ya había firmado un acuerdo de coalición con el partido ultraortodoxo Shas (7 escaños) a última hora del lunes, que se sumó a los alcanzados con el nuevo partido de centro derecha Kulanu (10 escaños), así como con el ultraortodoxo Judaísmo Unido de la Torá (6 escaños). Agencias

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