Katmandú.— El devastador terremoto que sacudió a Nepal el sábado dejó más de 3 mil 200 muertos y 6 mil 500 heridos, además de enormes daños materiales, informó hoy el ministerio del Interior nepalés, al tiempo que crecía el temor a un desastre humanitario. Los nepaleses amanecieron hoy con miedo ante las réplicas del sismo de 7.8 Richter, que seguían sucediéndose.

En el Monte Everest, donde el terremoto desató una avalancha, la cifra de muertos se elevó a 19 y aún no se tenía contacto con unos 100 montañistas que se teme acampaban en la zona alta. El sismo dejó más de 62 víctimas en India, seis en China y una más en Bangladesh. En Nepal la cifra aumentó dramáticamente conforme los rescatistas accesaba a áreas remotas.

Ayer hubo 17 réplicas, la más grave de 6.7 en la escala de Richter. El primer ministro, Sushil Koirala, pidió ayuda a la comunidad internacional. Nepal declaró el estado de emergencia en las zonas afectadas, donde viven al menos 6.6 millones de personas. Las escuelas y las universidades permanecerán cerradas por una semana. Los hospitales estaban tan sobrecargados que los médicos atendían en la intemperie.

Cientos de miles de personas amanecieron hoy otra vez a la intemperie en plazas, patios de escuelas e incluso camellones, mientras las réplicas continuaban a dos días del terremoto.

Con miles de personas durmiendo al aire libre y una previsión de fuertes lluvias, el temor a un desastre humanitario iba en aumento.

Al menos 940 mil niños que viven en áreas gravemente afectadas necesitan ayuda humanitaria de manera urgente, señaló el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef). La directora regional de Unicef para Asia Meridional, Karin Hulshof, indicó que “el acceso limitado a agua potable y saneamiento pondrá a los niños en riesgo de contraer enfermedades mientras otros pueden haber quedado separados de sus familias”.

Muchas personas esperaban ser trasladadas a refugios; familias enteras caminaban entre los escombros en busca de un lugar seguro. “En nuestra localidad, la gente está asustada, como sus casas son viejas y se debilitaron por el terremoto de ayer tienen miedo”, dijo Sanu Maharjan, uno de los muchos voluntarios que pasaron el día removiendo escombros con sus manos en busca de sobrevivientes.

El suministro de agua se estaba afectado y el restablecimiento de la energía eléctrica podría tardar semanas.

Las labores de rescate eran lentas porque faltan equipos de excavación suficientes. “Sabemos que muchos están atrapados dentro, pero no sabemos cómo hacer para sacarlos...”, admitió un inspector de policía.

En tanto, la Comisión Europea anunció ayer que otorgará a Nepal 3 millones de euros de ayuda urgente. Equipos internacionales de ayuda, procedentes de India, China y Paquistán, aterrizaron ayer en Katmandú.

Parte de la rica herencia cultural del valle de Katmandú, Patrimonio Mundial de la Humanidad, quedó reducida a escombros. La emblemática plaza Durbar, la Torre Dharahara y el complejo budista de Swayambhunath resultaron muy dañados.

El papa Francisco envió un telegrama al obispo del vicariato apostólico de Nepal manifestando su profunda tristeza por la tragedia. Agencias

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