Este viernes llegará a su fin el programa Vaquita CPR, creado y liderado por los mejores científicos del mundo para proteger, conservar y recuperar a la vaquita marina, el mamífero marino endémico de México al borde de la extinción. Los resultados son poco esperanzadores, ya que no se logró resguardar ningún ejemplar para su reproducción en semi cautiverio, uno de los principales objetivos de este proyecto.

Tristemente esto no nos sorprende tanto, pues desde el principio sabíamos que se trataba de un programa único en el mundo que no podía dar certezas sobre si la vaquita marina se adaptaría y sobreviviría al cautiverio. Las probabilidades eran las mismas que lanzar una moneda al aire y elegir águila o sol, 50/50.

Lo verdaderamente lamentable es que el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, se dedicó a generar grandes expectativas sobre el Vaquita CPR como la única forma de proteger a la especie.

Pacchiano pecó de soberbio. Dio por hecho el éxito del programa, resaltando a cada minuto que iban por buen camino, se atrevió a prometer derrama económica en el Alto Golfo de California, exhibiendo a las últimas vaquitas marinas, cual circo que lucra con el morbo de los sobrevivientes a la extinción.

Por si fuera poco, aseguró a los pescadores que podrían beneficiarse del comercio de totoaba hacia febrero de 2018, confiando plenamente en que ya no habría vaquitas en la zona, y desestimó en reiteradas ocasiones las cifras del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), que en su último reporte señalaba la existencia de menos de 30 ejemplares de la especie. Pacchiano, soberbio, dijo que demostraría a las ONG lo equivocadas que estábamos al decir que la extinción de la marsopa es inminente y lo haría cuando sacara la vaquita número 31 del Mar de Cortés.

En los hechos sólo se lograron atrapar dos ejemplares, uno fue una cría de alrededor de 6 meses de vida, que fue liberado tras mostrar signos de estrés, y la segunda, una hembra en edad reproductiva que se cree falleció del estrés que le provocó el cautiverio, aunque aún faltan los resultados de la necropsia.

No todo está perdido. Vaquita CPR demostró que la marsopa sí se está reproduciendo en su hábitat natural, la cría de 6 meses es la prueba. Con esto en mente, la vaquita marina nos señala una vez más el camino para su protección: eliminar las redes de la zona para que pueda vivir y reproducirse in situ, para lo cual se necesitan desarrollar e implementar las alternativas para las comunidades que tanto se han prometido y no han llegado. Estas medidas son menos atractivas y mediáticas pero requieren de un trabajo de coordinación interinstitucional.

Para infortunio de Pacchiano, nadie puede colgarse la medallita de único salvador de la vaquita. El trabajo integral debe pasar por eliminar los espacios para la corrupción y la impunidad que imperan a la hora de ejercer la inspección y vigilancia en el hábitat de la vaquita, así como por responsabilizar a las autoridades pesqueras, encabezadas por Mario Aguilar, a quien las ONG hemos señalado por omisiones y negligencias, pero a quien desde su soberbia, Pacchiano decidió arropar.

Doctor en Ciencias Biológicas por
la UNAM y responsable de las campañas
de Océanos de Greenpeace México

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