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Adriana cumpliría 53 años este 6 de marzo si no hubiera sido atacada en su casa en Jardines de San Mateo, donde desapareció el 22 de septiembre y cuyo cuerpo apareció tres días después dentro de una maleta en una vivienda de la colonia Presa El Tejocote, junto con el cuerpo de Karen, doble feminicidio presuntamente ejecutado por Fernando el valet parking, que trabajaba junto a su casa.

La mujer de 52 años, creció con el comportamiento de una niña de 10 años, era una mujer que a todo mundo sonreía y hablaba con cariño, relatan sus vecinos.

Pese a su discapacidad mental, Adriana era autosuficiente, mantenía limpia su casa donde habitaba con uno de sus hermanos, quienes le tenían prohibido abrir la puerta de su casa a extraños, debido a su vulnerabilidad.

No obstante, ella trabajaba empacando mercancías en una tienda cercana, con lo que demostraba su independencia.

Era muy platicadora, pero reservada y precavida por la insistencia de sus hermanos a que no confiara en la gente por el temor de que alguien le hiciera daño en el tiempo que pasaba sola.

Adriana conocía a Fernando, quien acomodaba los autos del gimnasio Curves y al que seguramente saludaba con la misma calidez que al resto de sus vecinos. No obstante el valet parking, se refirió a ella como “la loquita”, en una llamada que realizó a su hermano, a quien presuntamente confió el doble feminicidio para pedir que le prestara dinero y huir, según trascendió en los testimonios de la audiencia de vinculación a proceso en los juzgados penales de Barrientos, donde hoy una juez determinará si lo vincula a proceso.

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