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Minerva soportó cientos de kilogramos de metal que cayeron sobre su espalda; ahora estrena columna, pero deberá someterse a una larga y dolorosa recuperación de seis meses para recobrar la movilidad total e invertir años —quizás— para superar el trauma de haber sido aplastada por una enorme mole de metal.

Tres días después del accidente ocurrido en Metepec que dejó atónito a medio mundo, gracias a un video grabado por un joven, la familia Castro Serrano no se recupera del shock.

Juan Carlos recuerda que el crujir del pavimento rompiéndose y de los fierros enormes desplomándose, esa mañana del miércoles, le hicieron pensar, por una fracción de segundo, en un poste largo y pesado aunque nunca lo vio, al momento siguiente todo era oscuridad, gritos y llantos, al tiempo que su auto se detenía de tajo y violentamente por una poderosa fuerza que les cayó del cielo, literalmente.

Tras el seco y pesado golpe sobre sus cabezas, cara, hombros y espalda que les produjo el techo del vehículo al ser compactado por la enorme masa metálica, Juan Carlos lo primero que evoca es haber visto de reojo, en ese minúsculo espacio que quedó entre los asientos y el techo, a Minerva, su madre, con la cara y la cabeza escurriendo de sangre, por lo que su primera reacción, después de ubicarse en espacio y tiempo, fue salir por el lado del conductor e iniciar el rescate.

Juan Carlos pierde muchos detalles de aquellos fatídicos instantes; sólo se ve a sí mismo ayudando a su padre a salir primero, luego jalando a su madre para sentarla en el piso y recargarla sobre el vehículo, después pasar del lado del copiloto y ayudar a su esposa Hellen, de 27 años, a salir con dificultad ya que casi se rompe el cuello y también presentaba golpes en diversas partes del cuerpo. Todo era confusión y quejidos.

Entre la incertidumbre escuchaba a lo lejos gritos de la gente que vio el accidente y pedía auxilio o estaba también shockeada, las ráfagas de viento traían aire helado bajando a toda velocidad del Xinantécatl; el caos en el Valle de México apenas empezaba.

En ese instante, Juan Carlos y Eusebio, su padre, supieron que algo andaba mal con Minerva pues nunca pudo ponerse de pie; se había roto la columna. El golpe lo recibió de lleno sobre la espalda, por lo que la enorme masa metálica se la molió, confirmarían los médicos horas más tarde.

José Rogel Romero, director del Hospital Adolfo López Mateos donde Minerva, de 55 años, se recupera tras una exitosa operación de columna, informó que la paciente fue quien recibió el mayor impacto del espectacular que aplastó su auto.

Informó que ella se encuentra consciente y se le autorizó ya la dieta blanda, por lo que se pronostica que su recuperación será rápida.

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