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Nicolás Romero, Méx.— “Se niegan a darme apoyo. Ellos saben que me dejó sin nada”, aseguró Rosalba Lázaro Hernández, esposa de Víctor Alfonso Cabello, de 31 años, quien laboraba como despachador de una gasolinera ubicada en Azcapotzalco y fue asesinado durante un asalto al establecimiento.

La noche del pasado 24 de enero Cabello Ramírez estaba por concluir su turno cuando llegaron dos sujetos en motocicleta, quienes le exigieron el dinero de las ventas. El hombre se puso nervioso y se le cayeron los billetes cuando los iba a entregar. Cuando se agachó a recogerlos le dispararon en el tórax y murió en el sitio.

La empresa pagó los gastos del funeral y ofreció cinco mil pesos a familiares, cifra que después subió a 200 mil pesos a pagar en abonos. El empleado no recibía salario y carecía de prestaciones laborales, sólo las propinas de los clientes.

“La vida de mi marido no la compro porque no tiene precio, pero lo único que sí peleo es la ayuda para mis hijos. No para uno porque como sea uno trabaja, pero ellos, el niño va en primero y la niña en quinto”, mencionó Lázaro Hernández.

Su esposo laboró durante casi seis años en la gasolinera ubicada en la esquina de las calles Manuel Acuña y Cuauhtémoc, colonia San Francisco Tetecala, delegación Azcapotzalco, en la Ciudad de México.

Al hombre le sobreviven su esposa y dos hijos, de seis y 10 años de edad, quienes habitan en la colonia Libertad, ubicada en el municipio de Nicolás Romero, distante unos 40 kilómetros de Azcapotzalco, en la Ciudad de México.

“Él no se negó, dicen que él quiso dar el dinero, se puso nervioso y se le cayó. Cuando lo levantó fue cuando se le fue el disparo a esa persona”, mencionó la viuda, que exige indemnización justa para su esposo.

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