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Cuautitlán, Méx.— Un río subterráneo cruza casi a flor de tierra por la iglesia de El Cerrito, cuyas aguas son purificadas y embotelladas, aunque 90% del líquido se desperdicia y termina en el drenaje.

La iglesia de El Cerrito se localiza en el barrio Santa María Tlayacac de Cuautitlán, en los límites con Cuautitlán Izcalli, y alberga restos de la vivienda que ocuparon San Juan Diego y su tío Juan Bernardino.

Los encargados del lugar consideraron como un milagro que el agua esté a flor de tierra en el sitio, cuando en lugares cercanos está a más de 250 metros de profundidad.

“Cuando rascaron para hacer este salón, dedicado a Juan Bernardino, esto se llenó de agua. Si el agua no se sacara por medio de una bomba, podría llegar al nivel de la lámpara”, relató Gerardo Hernández González, sacristán del Santuario de la Siempre Virgen María y Casa de San Juan Diego, conocido como iglesia de El Cerrito.

Añadió que el agua es utilizada para el consumo del lugar y enviada por medio de una bomba a una planta purificadora, donde la embotellan, aunque sólo utilizan 10% del total del líquido y el restante 90% es vertido al drenaje.

El agua se filtra en el museo donde se exhiben restos de los muros de la vivienda que habitaron San Juan Diego y su tío Juan Bernardino, lo que constituye un problema pues es necesario estar desalojando frecuentemente el líquido que daña el sitio.

Hernández González recordó que varias lagunas se ubicaban en el lago de México cuando llegaron los españoles, entre ellos los de Texcoco y Zumpango. Mencionó que Juan Diego era alfarero y empleaba mucha agua para elaborar vasijas.

“Eso es desde el punto de vista científico, que dicen que corre una vena de río de agua dulce. O desde el punto de vista de fe, por milagro de la Virgen, por haberse aparecido aquí a su tío de Juan Diego para quitarle la enfermedad que padecía, que era la viruela negra, mejor conocida como el cocolixtli”, agregó.

Hernández González dijo que el párroco del lugar, Marcos Antonio Rodríguez Barrera, busca la forma que los feligreses aporten recursos para el mejor aprovechamiento del agua del Santuario y de esta manera disminuir la cantidad que se desperdicia.

Parte del agua que corre por debajo del templo es purificada y embotellada, la cual se vende a los visitantes de El Cerrito.

“Es tanto el desperdicio, que ocupando ahora esta oportunidad sería muy bueno que la gente que tenemos fe a este lugar y a nuestra Madre Santísima, generara recursos para que no se desperdiciara este vital líquido, porque desafortunadamente, como no se aprovecha, se va al drenaje”, reiteró.

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