metropoli@eluniversal.com.mx

La fuerte lluvia que se registró ayer en el norte de la capital no fue impedimento para que los voceadores capitalinos celebraran su 70 peregrinación a la Basílica de Guadalupe, donde agradecieron a la Virgen por un año más de vida y de trabajo.

En punto de las 16:00 horas, cientos de voceadores de varias generaciones arribaron a la glorieta de Peralvillo.

Los vendedores de periódicos, cargados de adornos florales, vestidos con su uniforme diario, de chinelos o simplemente con un sombrero de cartón, se preparaban para caminar los más de tres kilómetros de distancia hacia la casa de la Guadalupana.

Mientras se organizaban para partir, el sonar de la banda inició, los chinelos comenzaron a ambientar a los asistentes con sus bailes típicos, mientras el pasillo de la calzada de Guadalupe se fue llenando por los voceadores de los diferentes expendios del DF y la Zona Metropolitana del Valle de México.

Ante la presencia de las primeras gotas de lluvia, cerca de las 17:00, los peregrinos encabezados por el Comité Directivo de la Unión avanzaron, aunque a los pocos pasos la lluvia fue aumentando; sin embargo, nadie dio un paso atrás y continuó la caminata.

“De los 41 años que llevo viniendo a la peregrinación, es la primera vez que nos llueve, pero eso no es nada, lo importante es llegar con nuestra madrecita y agradecer por todo lo que nos ha dado este año, y a pedirle que sigamos otros más”, dijo la señora Carmelina, mientras caminaba y se cubría de la lluvia con un pedazo de hule.

Los más fuertes de los grupos que integran a la Unión, fueron los designados para cargar los arreglos florales que ofrendarían a la Virgen de Guadalupe, mientras que otros cuidaban a las personas de la tercera edad que nunca dejaron de caminar.

“Le vengo a pedir a la virgen alivio para mis riñones”, dijo Adelaida Colorado de 77 años, quien ha trabajado como voceadora 44 años de su vida.

Esta marcha se ha hecho tradición para muchas familias, que por generaciones se han encargado de entregar todas las mañanas los diarios a las diferentes partes del Distrito Federal.

“Venimos mi abuelo, mi papá, mis hijos y yo. Mi abue tenía 16 años cuando entró al negocio, ahora ya estamos mi papá, mis tíos, y sus nietos, y esperemos que también los bisnietos”, dijo Edgar, mientras era relevado para cargar uno de los arreglos florales.

Algunos con impermeables, pero la mayoría completamente mojados, la representación de los alumnos de la Escuela de Voceadores de México, que funciona en la colonia Balbuena para los hijos de expendedores y voceadores, felices caminaron hacia su destino, aunque preferían buscar un lugar para taparse del frío.

Continúan la tradición. Aunque su padre falleció hace más de 20 años, la familia de Arnulfo González continúa asistiendo cada primer jueves de diciembre a la peregrinación.

Las hijas de Don Arnulfo cada año recuerdan su tenacidad por el oficio, tanto que duró 58 años repartiendo periódicos.

“Tenemos la costumbre de venir cada año, mi padre falleció hace 20 años, pero toda su vida trabajó como voceador, desde los 14 años hasta los 72, su vida era este empleo, le gustaba mucho y por eso lo admirábamos mucho de niñas”, dijo Carmina González.

El oficio de don Arnulfo sólo fue heredado por uno de sus hijos, quien vende los periódicos en la delegación Miguel Hidalgo, pero sus hijas no dejan de apoyar a la asociación.

Gracias a ella. Durante más de una hora duró la peregrinación, antes de llegar a las rejas de la casa de la Santísima Virgen del Tepeyac, salieron los primeros chiflidos de los cohetes.

Las mañanitas comenzaron al sonido del mariachi, mientras que el grupo de peregrinos empapados arribó a la puerta de la Nueva Basílica, todos agradeciendo a la Virgen su bendición.

Los voceadores y sus familiares buscaron un lugar para sentarse para así poder escuchar la misa en el templo mariano, como cada año.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses