Este 10 de mayo, un grupo de mujeres, que se autodenominan “Compañeras del mismo dolor”, se concentrarán en el Monumento a la Madre, y con carteles que han utilizado para manifestarse desde hace cuatro años, esperan que alguien las escuche y apoye para encontrar a sus hijos desaparecidos.

El número de personas extraviadas en este país no es exacto. El Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes, de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), tiene registradas en el Valle de México a cerca de 9 mil extraviados: 6 mil 622 personas en el Distrito Federal y 2 mil 342 en el Estado de México.

A nivel nacional se calcula que hay alrededor de 22 mil madres que esperan recuperar a sus hijos.

“No lo dejaré de buscar”

Irma Alicia Trejo desde hace tres años busca a su hijo Francisco Albavera Trejo, quien el pasado 26 de abril habría cumplido 25 años de edad, y de quien no sabe su paradero desde el 23 de marzo de 2012.

Irma relata cómo ha enfrentado los últimos tres años en los que su hijo ha estado ausente. Algo que que ella llama “una doble pesadilla”.

La mujer recuerda que el día de la desaparición, Fran —como lo llama de cariño— no quería ir a la escuela, sin embargo, no lo dejó faltar. Un pregunta la atormenta: ¿Si lo hubiera dejado, ahora Fran estaría en casa?

La última vez que vio a su hijo fue cerca de las 6:30 de la mañana, cuando lo dejó en el paradero del Metro Pantitlán, y hasta la fecha no sabe nada de él. Comenta que acudió a la Procuraduría capitalina y durante estos tres años “no han hecho nada por encontrarlo”.

Menciona que el 10 de mayo es una fecha especial ya que fue el día que comenzó su búsqueda en la “Marcha de la Dignidad Nacional, Madres Buscando a sus hijos e hijas: Buscando la verdad y justicia”.

“Me intenté suicidar tres veces”

Otra mujer que ha sufrido la pérdida de un hijo es Nancy Raquel Rosete, madre de Elvis Axel Torres, quien a los 17 años desapareció de una clínica de rehabilitación en el municipio de Coacalco, Estado de México.

“En 2010 mi hijo estaba enganchado en las drogas; me pidió que lo apoyara porque ya no las podía controlar, entonces encontré una página donde anunciaban una clínica de rehabilitación muy cerca del mi domicilio, fui y me agradó el ambiente, así que decidí ingresarlo. Ahí pagué con un vehículo ya que no tenía dinero”, relata.

Nancy cuenta que el 1 de enero acudió por él a la clínica y le informaron que su hijo y otros dos partieron a Tamaulipas, para acompañar a un joven que requería ser internado. Desde ese momento no sabe nada de él.

Con lágrimas en los ojos, recuerda que tres veces intentó quitarse la vida, pero por alguna razón no lo hizo.

“La primera vez que lo intenté estaba preparando un bisturí con cinta, pero en ese momento llegó una vecina a pedirme un favor, ya había hecho hasta la carta para que no inculparan a mi esposo” relató.

“Pensarlo muerto es doloroso”

La desaparición de siete elementos de la Policía Federal y un civil el 16 de noviembre de 2009 en Zitácuaro, Michoacán, es recordado desde hace seis años por Araceli Rodríguez, madre de uno de ellos.

Después de diversas investigaciones, las autoridades le informaron que los ocho fueron secuestrados y asesinados por integrantes del crimen organizado, empero los cuerpos no han sido localizados hasta el momento.

En el municipio de Nezahualcóyotl, donde vivió su hijo Luis Ángel, Araceli montó un altar en su nombre. Menciona que lo más doloroso que ha tenido que vivir es el firmar un acta de presunción de muerte.

“Para pagarnos los salarios caídos, las autoridades pedían que los declaráramos muertos, me dijeron sobre una acta de presunción de muerte, pero lo dudé, creía que con esto aceptaba la muerte de mi hijo, fue muy doloroso, fui seis veces a firmarla y salía sin nada, hasta que me decidí y sin ver el documento lo hice”, reconoce.

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