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Como si se tratara de un ritual, con las palabras de “Creo en el arquitecto del Gran Universo”, el jefe delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila, demostró a su partido de Morena que tiene músculo no sólo en la zona sino en todas las delegaciones de la capital.

Lo evidenció en el Monumento a la Revolución, a ritmo de Maluma y Ricky Martin, versión Monreal, de cara a la encuesta que se hará esta semana para elegir al candidato que luchará por el Gobierno de la Ciudad en 2018 y frente a más de 20 mil personas.

Pese a la inclemencia del sol, los simpatizantes nunca dejaron de aplaudir y lanzar consignas a favor del morenista, quien habló por 28 minutos para exponer su plan de Ciudad, aunque la mayor parte de su discurso fue sobre política.

Una hora antes de que el delegado arrancara la presentación de su proyecto Visión Metropolitana 2.5, la gente estaba ya organizaba desde los alrededores del Metro Hidalgo y zonas aledañas al lugar.

“¿En qué punto te dijeron que nos verían?” y “¿Si mejor le marcas para que vean que sí llegamos?”, fueron algunas de las expresiones que se escucharon decir a jóvenes y personas de la tercera edad que acudieron al evento de Monreal desde temprana hora.

Muchos de los asistentes eran provenientes de Tepito y también comerciantes ambulantes, sus motonetas los delataban.

El 496 aniversario de la caída de la Gran Tenochtitlán y el nacimiento de una nueva cultura y civilización fue el pretexto ideal para que el político zacatecano convocara a los capitalinos a sumarse a su proyecto de ciudad.

Aunque Monreal negó acarreo a su evento y nunca se vio la entrega de dinero en efectivo a los asistentes, lo que sí se percibió es que hubo grupos que hasta pasaron lista de asistencia.

Mientras esto ocurría en los alrededores del Monumento a la Revolución, el comediante mexicano Carlos Bonavides, mejor conocido como Huicho Domínguez, amenizaba la presentación antes de la llegada del delegado.

Drones con globos blancos y con la imagen del zacatecano sobrevolaban la zona. Mantas de todos colores y tamaños; asistentes de la Unión de Colonos Lázaro Cárdenas y de otras organizaciones se disputaban el grito más fuerte hacia Monreal.

Se trataba de que el morenista los volteara a ver. Y sí, los saludó y se dirigió a cada esquina de la tarima, quizá sin apreciar con detenimiento a qué organización pertenecían, porque simple y sencillamente eran muchos.

Los simpatizantes venían de las delegaciones Gustavo A. Madero, Milpa Alta, Iztapalapa, Xochimilco, Coyoacán... de casi todas las demarcaciones había presencia.

Arriba, en la tarima, Monreal observaba todo, al lado de su esposa, de sus dos hijas y de sus dos nietos, quienes por el intenso calor no aguantaron más las palabras de su abuelo y los tuvieron que bajar.

Esta vez no se repartieron botellitas de agua, pero sí desayunos a los asistentes. Carros estacionados en esquinas estratégicas los obsquiaban de manera discreta.

En el evento también regalaron playeras con la imagen de Andrés Manuel López Obrador, líder nacional de Morena, pero no a todos, había que dar el nombre del líder vecinal que nos había llevado.

Visiblemente contento, enalteció su labor como esposo, abuelo y político. Incluso manifestó su orgullo de pertenecer a la política, una actividad digna y noble, según su percepción.

En suma, Ricardo Monreal se dijo listo para ganar democráticamente la Ciudad de México.

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