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La construcción y puesta en marcha de la planta de termovalorización de residuos sólidos de la Ciudad de México sepulta la posibilidad de minimizar las altas cantidades de basura que se generan diariamente y de reducir la contaminación del aire, aseguró la organización Greenpeace.
De acuerdo con un análisis del contrato entre el gobierno capitalino y Veolia, realizado por ambientalistas, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) se compromete a entregar a la empresa los residuos sólidos urbanos en el estado en que le son entregados en las estaciones de transferencia y/o en plantas de selección, sin ningún pretratamiento o modificación alguna de sus características de humedad, porcentaje de orgánicos e inorgánicos y/o poder calorífico.
“El hecho de que la AGU se comprometa a entregar los residuos de manera indiscriminada deja en entredicho la retórica del gobierno de la CDMX en el tema de la reducción, separación selectiva, acopio y reciclaje de residuos”, externó.
Expusieron que la termovalorización representa “un alto riesgo a la salud y el medio ambiente” debido a la creación y liberación de dioxinas y furanos durante su operación.
Asimismo, expusieron que no hay una verdadera reducción de gases de efecto invernadero.
“El manejo de residuos representa 7% de las emisiones directas de gas efecto invernadero pero se eleva a 42% si consideramos todo el proceso que lleva a la generación final de productos y alimentos, como es el caso de disposición final o termovalorización. Por eso no es una opción real para reducir las emisiones”.