A semejanza de una plataforma petrolera, tres trabajadores con cascos y overoles, realizan perforaciones en el terreno que dentro de dos años ocupará la central eléctrica del Bordo Poniente.

Durante un recorrido por el predio de 412 hectáreas, EL UNIVERSAL constató que el consorcio trabaja en la extracción de muestras del material que se encuentra acumulado en el terreno. Luis Mota, representante de la firma, indicó que serán en principio nueve perforaciones las que se realizarán en distintos puntos del predio —con una profundidad de 30 hasta 60 metros— a fin de conocer el espesor de la basura que se tiene acumulada y sus características, que hasta el momento se han mantenido con un alto nivel orgánico.

Estas calas —que habrán de concluir en estos días—, junto con el levantamiento topográfico, permitirán tener todos los elementos necesarios para dar paso a la renivelación del terreno e iniciar con la perforación de los pozos de extracción del biogás.

Salvador Rojas Aburto, director del Proyecto Bordo Poniente, precisó que por el momento uno de los mayores retos es evitar que el agua de lluvia se mezcle con los 4 millones de metros cúbicos de lixiviados (líquido que se obtiene a partir de la combinación de basura orgánica con inorgánica), que se estima están acumulados en el Bordo.

“Una vez que los lixiviados sean sometidos a tratamiento, el diseño es verterlos al dren general, es un agua muy aprovechable para riego y creo que sí se pudieran dar algunos otros tratamientos, para otros usos, hasta industriales y no es poca agua, estamos hablando de 50 metros cúbicos por hora”, explicó.

En tanto se construye la planta de tratamiento de lixiviados, que acompañará a la central eléctrica del Bordo Poniente, se habilitarán pendientes en el predio para que el agua pluvial escurra a las orillas del terreno y evitar que se mezclen con los lixiviados, esto permitirá dar paso a la perforación de 500 pozos a través de los que se extraerá el biogás.

Rojas Aburto precisó que los pozos tendrán un diámetro de 60 centímetros y 50 de ellos, 90 centímetros, debido a que también extraerán lixiviados; todos tendrán una profundidad de entre 10 y 12 metros.

“Una vez que empecemos a extraer los lixiviados, se empieza a incitar la generación de biogás, porque así como está es muy húmedo. Habrá un sistema de tuberías arriba, de polietileno de diferentes diámetros, que canalizarán todo a la central eléctrica. (…) La basura genera biogás, ese biogás pasa por una limpieza tratando de separar los gases no aprovechables, dejando únicamente el metano, que es el que se inyecta a unos motores que tienen a su vez implementado un generador de electricidad”, detalló.

La central eléctrica del Bordo Poniente contará, con al menos seis motores generadores de electricidad, que de inicio operarán con gas metano y luego con gas natural. Estos motores son fabricados en Austria, cada uno en un periodo de hasta nueve meses.

Concluidos los pozos de extracción, se cubrirá el terreno con una capa geotextil que evitará la salida del biogás. También se delimitarán las vías de acceso y se colocará una barda perimetral en el terreno, para finalmente construir la planta de tratamiento de lixiviados y la central eléctrica. Todo esto en un periodo de dos años.

Rojas expuso que los 10 primeros años del proyecto serán los de mayores desafíos, pues es el tiempo que estimado para la extracción del gas metano y los lixiviados, lo que derivará en hundimientos diferenciales. Indicó que esto se debe a que “la basura se empezó a colocar al nivel natural, un metro y su capa; por su propio peso se fue hundiendo. Eso, hacia abajo —que le llaman incrustado— está a ocho metros”.

Enfatizó que aunque el compromiso es suministrar electricidad al Gobierno capitalino, el objetivo más importante es sanear el terreno, el cual una vez se termine el biogás podrá utilizarse para otros fines, incluso recreativos o deportivos, como sucede en otros países.

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