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A dos semanas de la publicación de la primera Constitución Política de la Ciudad de México, el ex diputado de Morena en la Asamblea Constituyente, Jaime Cárdenas, afirma que se quedó con un “sabor agridulce”, pues dice que el texto pudo ser aún más de avanzada pero la conformación de dicha asamblea con 40 diputados designados y la intervención de “poderes fácticos” restaron “fuerza progresista” al documento.

El académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien fue el que presentó más reservas y objeciones al texto, comenta a EL UNIVERSAL que en pocos temas se fue más allá del proyecto enviado por el jefe de Gobierno, como sí ocurrió en las normas para el Poder Judicial, al acotar el poder del presidente del Tribunal Superior de Justicia para que no encabece al mismo tiempo al Consejo de la Judicatura, órgano vigilante del tribunal.

Sin embargo, aclara que la Constitución se convertirá en un referente a nivel nacional en los estados de la República, sobre todo, por los contenidos sobre revocación de mandato, el ordenamiento territorial y protección animal.

Señala que varios contenidos se suavizaron por la oposición de partidos como PRI y PAN, quienes, incluso, habrían apoyado intereses de los desarrolladores inmobiliarios, como en el caso de la captación de plusvalías, la cuál, dice, no se aplicaría a toda la gente sino a grandes construcciones.

¿Qué tanto impactó la composición de la Constituyente con 60 diputados electos y 40 designados?

—Eso le restó a la Constitución fuerza progresista, moderó muchos de los contenidos e, incluso, al comparar lo aprobado con el proyecto del jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, lo aprobado es mucho más suave y respetuoso con los poderes fácticos de la Ciudad.

¿Qué le faltó a la Constitución?

—Le faltó más claridad al texto pero los pactos, en los que no participé, obligaron a la ambigüedad. Esos contenidos deberán precisarse en las leyes secundarias. Faltó dar más poder al ciudadano, pues en los mecanismos de democracia directa como la revocación de mandato, el plebiscito y la iniciativa ciudadana los requisitos debieron ser más flexibles. Faltaron más mecanismos de control al jefe de Gobierno y a los futuros alcaldes.

Aunque hay que ser sinceros, tampoco está tan mal. Creo que sí va a servir de ejemplo a nivel nacional y a la propia Constitución general de la República le va a hacer bien.

Jaime Cárdenas dijo que en la Asamblea Legislativa no se debe permitir la aprobación de leyes secundarias “regresivas” y que “es momento de comenzar a hablar” entre las fracciones de Morena y PRD para sacar adelante leyes progresistas.

¿Ve que haya temas en riesgo de ser descafeinados en la redacción de las leyes secundarias?

—Yo creo que este poder inmobiliario va a estar muy presente en las leyes sobre desarrollo urbano, esas leyes no son tan urgentes como otras y desde luego va a estar encima el Tribunal Superior de Justicia y su presidente. Hay que ubicar a esos sectores para que no hagan de las suyas.

¿Qué aspectos hay que cuidar de la Ley Electoral?

—Sobre todo hacer valer los criterios de la nulidad de elecciones como la compra del voto.

¿De qué le sirve a la gente la Constitución de la Ciudad de México?

—Tiene que haber mucha difusión. Va a haber más vigilancia sobre los cambios de uso de suelo, para que no sean tan arbitrarios. Como ciudadano vas a tener más poder, porque vas existir la capacidad de revocarle el mandato hasta al jefe de Gobierno, con determinadas condiciones. Si una ley no te gusta en la Ciudad, vas a poder promover una acción de inconstitucionalidad.

¿Está satisfecho con el resultado final de la Constitución?

—Tengo un sentimiento agridulce, no me gustó. Me hubiera gustado algo de más avanzada, pero sé que por la correlación de fuerzas en la Constituyente lo que se logró fue aceptable se pudo haber logrado 100 pero se logró 80. Pudo haber sido de 10.

Profesor, le decían el diputado del no, ¿por qué se oponía tanto?

—Había compañeros en Morena que apoyaban más las negociaciones, pero yo, junto con Irma Sandoval y en algunos casos Mayela Delgadillo, era de los que decían que no. Teníamos que hacer algo testimonial muy fuerte porque, además de que nuestra conciencia y concepción política tiene implicaciones electorales, pues la gente se va a dar cuenta que muchas de las cosas aprobadas aquí son insuficientes, indebidas y nosotros siempre vamos a ir por más. No era una terquedad.

¿Creyó que era posible que le aprobarían una reserva?

—La verdad no, pero al final fueron cuatro, algunas insignificantes, excepto una sobre la reinserción social.

¿No se desesperó por tantas reservas rechazadas?

—En la universidad tengo fama de conciliador, pero en los cargos públicos soy de los que más vota en contra. Creo que tanto los consensos como los disensos ayudan, en este caso para acercar posiciones y legitimar.

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