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Gracias a la estrategia selectiva de sus víctimas, las bandas de roba casas, clonadores y estafadores integradas por colombianos y mexicanos, han logrado —en un lapso de cinco años— un botín de poco más de 50 millones de pesos, lo que les ha generado ganancias para establecer negocios lícitos y traer a más sudamericanos para ramificar sus golpes.

Esto si se toma en cuenta que durante ese intervalo se han robado casas en las delegaciones Miguel Hidalgo, Coyoacán, Magdalena Contreras, Cuajimalpa y Tlalpan, donde se han llevado incluso colecciones de pinturas que han sido detectadas en el mercado negro, esculturas de artistas renombrados y en una ocasión, una colección de pistolas de la época de la Revolución Mexicana.

Datos de inteligencia de la procuraduría capitalina detallan que por cada tarjeta de debido obtienen 5 mil pesos en efectivo en promedio, por ejemplo, mientras que por cada tarjeta de crédito y antes que los afectados se den cuenta que el plástico fue robado o clonado, los delincuentes compran en tiendas departamentales entre 15 y 20 mil pesos.

Adquieren electrodomésticos, línea blanca, televisores, consolas de video juegos, celulares e incluso ropa y perfumes que después son vendidos en negocios legalmente establecidos o “en pagos” entre el mismo círculo de amigos en los que los sudamericanos se infiltran, quienes desconocen la procedencia del producto.

El informe detalla que entre sus filas tienen a cerrajeros expertos en autos de lujo y cajas de seguridad.

Cuando se encuentran limitados de tiempo y deben huir, optan por llevarse el artefacto a una bodega donde logran abrirlas.

Los objetos que roban son pequeños y aquellos con un valor alto de reventa en el mercado negro, por lo que solamente llevan una mochila; las mujeres, una bolsa de mano.

Además de los rostros de algunos de los líderes de estas células criminales, la dependencia investigadora tiene detectado por lo menos 20 vehículos que utilizan para “vigilar” las zonas en las que van a dar un golpe, todos de reciente modelo. Los rondines los hacen entre parejas para que así nadie sospeche de ellos.

Para desmantelar su estructura financiera se le ha dado seguimiento a los artefactos robados.

Celulares y televisores por ejemplo, son comercializados sobre el Eje Central, donde a pesar de la insistencia de las víctimas, quienes han encontrado ahí artículos de su propiedad, aún no se hacen los operativos necesarios para desmantelarlos o detener a quienes venden el producto.

Las ropas, perfumes y línea blanca pagados con tarjetas de crédito robadas o clonadas se comercializan en islas dentro de plazas comerciales de lugares prestigiados.

Nadie sospecha, pues los objetos son nuevos. La investigación ha revelado que en la ciudad operan de manera constante por lo menos tres bandas, por lo que a pesar de las detenciones, los atracos continúan.

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