En los primeros seis meses de este año, la avenida Bucareli ha sido escenario de seis plantones realizados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y organizaciones campesinas como el Frente Popular Francisco Villa, la Organización Campesina Independiente de Oaxaca y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala. Además, del que fue encabezado por los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa.

De acuerdo con una revisión realizada por EL UNIVERSAL, 36 de los días en que esta calle ha permanecido cerrada han sido a causa de la CNTE, pues instaló dos plantones bloqueando el paso durante seis días. Los otros 30 se contabilizan a partir de la instalación de las vallas metálicas de la Policía Federal —según los vecinos porque ninguna autoridad local ni federal proporcionó la información—, con el fin de evitar que regresen como en mayo pasado.

A esto, se suman los 21 días de bloqueos intermitentes por marchas que también fueron protagonizadas por las organizaciones referidas, además de electricistas y mineros. Le siguen los tres plantones de los campesinos que suman 20 días y finalmente se contabilizaron los dos días que duró el plantón de los padres de los 43 normalistas.

El plantón más largo duró 15 días y fue montado por los campesinos del 28 de marzo al 12 de abril. El de menor duración, fue el último de la CNTE del 25 de mayo pues la madrugada del día siguiente fueron desalojados y se instalaron en la Ciudadela, donde llevan un mes.

Así que de los 187 días transcurridos, en 79 de ellos Bucareli ha permanecido bloqueada.

“Estamos sitiados”

Este cierre de la vialidad ha afectado a los comerciantes de la zona. Los locatarios de por lo menos 25 establecimientos coinciden que sus ventas han disminuido entre 50 y 80%.

“Es horrible, estamos prácticamente sitiados, no pasa nadie. Por lo menos cuando estaban aquí [los maestros] veía uno gente. Las ventas van para abajo, pero no pienso cerrar hasta que la muerte me separe, tengo este negocio desde hace 58 años”, comenta con resignación el dueño de una relojería.

Socorro Muñoz, tiene un puesto de periódicos y comenta que no tiene otra opción más que cerrar. “En un buen día vendo 30 pesos y gasto 24 en pasaje para llegar aquí. Pero gano mucho menos, si un periódico me lo dan en cinco pesos y yo lo doy en seis, sólo tengo de ganancia uno. En 15 días entregaré el puesto, lo que me da pendiente es que vayan a quitar la estructura”.

Estamos sobreviviendo con las ventas de las piezas a clientes fijos. Hasta el momento no me han bajado el sueldo por la poca venta y espero que no pase, nadie nos ha venido a decir qué va a pasar o cuándo van a quitar las vallas”, indica la trabajadora de una refaccionaria de automóviles. En esto coincide la señora Socorro, “no nos hemos organizado porque no sabemos qué hacer o a dónde ir a quejarnos”.

La dignidad perdida

Han pasado 238 años desde la inauguración de esta avenida y su presencia emblemática se mantiene, pero no por la razón correcta. “Las marchas y plantones le quita el atractivo a la calle. No sólo hablamos de los monumentos sino también de las casas. El que sea escenario de la Secretaría de Gobernación [Segob] ha sido el mayor trastorno que ha vivido a lo largo de estos últimos años” comenta el cronista Alberto Barranco.

El historiador Alejandro Rosas coincide en que el inmueble que aloja a la Segob es el mayor problema por el cual es escenario recurrente de movilizaciones como los plantones.

“El hecho que esté ahí la secretaría también le dio en la torre, porque finalmente, es una calle que, cuando menos la mitad de la vida, está bloqueada por alguna causa. Ya sea por el propio gobierno que pone las barreras de metal o por manifestantes. Se perdió la dignidad de esa calle hace mucho tiempo”, indica el también autor de la trilogía Érase una vez México.

Revitalizar la calle para el peatón

Los expertos aseguran que la solución es mover la secretaría de la calle que fue construida por órdenes del entonces virrey de la Nueva España, Antonio María de Bucareli y Ursúa.

Alejandro Rosas considera que el mejor lugar sería Santa Fe, mientras que Alberto Barranco cree que el sur de la CDMX es lo adecuado. “Siendo una secretaría que recibe protestas a donde quiera que se fuera llegarían éstas, propondría el sur, por ejemplo. Ahí está el Instituto Nacional Electoral (INE) y no es fácil que lleguen”, dice Barranco.

Ambos urgen en la necesidad de revitalizar esta vialidad. “Habría que hacer una inversión para regresarle la grandeza a las fachadas y a los edificios, remodelar la Segob, el Reloj Chino lo mantienen bien. Es importantísimo revitalizar la calle para los peatones. Podría ser una inversión publica-privada como se hizo en el Centro Histórico”, considera Barranco.

“Quizás, cerrarla para el paseo peatonal muy al estilo de los bulevares europeos, tendría muchos atractivos porque tiene partes muy bonitas”, sugiere Alejandro Rosas.

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