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Jóvenes de Centroamérica que luchan por conseguir el llamado “sueño americano” son repudiados y discriminados en esta ciudad, a una semanas que el padre Alejandro Solalinde abriera una extensión del Centro de Protección Internacional para Adolescentes en el Camino, en la colonia El Recreo de la delegación Azcapotzalco, los vecinos piden que los extranjeros se retiren de la zona.

Bajo el argumento que son “delincuentes” o “malvivientes”, los vecinos de la calle Axopilco han mostrado su desagrado con los migrantes y hasta se han liado a golpes con ellos. Apenas este fin de semana se registró otra gresca entre colonos y los marginales que aseguran sólo piden refugio por unos días en esta ciudad, argumento que no es valido para los vecinos.

“Aquí no los queremos, ya les dijimos que no sabemos qué mañanas tienen, si son de una pandilla o qué buscan aquí. Los vemos merodeando todo el día pero sin saber sus intenciones, si las autoridades o los de derechos humanos los protegen, pues que se los lleven a sus casas.

“A nosotros nos da miedo que empiecen a robar o que le hagan algo a nuestros hijos. Vemos que todos traen celulares nuevos y no hacen nada, sabemos que les dan ayuda a ellos cuando aquí hay mucha gente sin trabajo y no reciben ayuda del gobierno”, comenta Marisela Ruiz, una de las vecinas inconformes con la ayuda que se la da a los migrantes.

De acuerdo con los habitantes, el albergue se instaló a principios del mes pasado y aunque la incidencia delictiva, según la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, no ha se ha incrementado, los vecinos aseguran que el que los migrantes estén en el albergue representa un riesgo para ellos, ya que tampoco se ven patrullajes de manera cotidiana en el sector.

No dan informes. El lugar pasa inadvertido, apenas unas cartulinas pegadas a un portón negro indican que ahí es un refugio, en el que los vecinos aseguran hay de 30 a 40 personas, todos jóvenes sin identificación alguna. A pesar de la insistencia del UNIVERSAL de hablar con un encargado, los que contestaron a través del portón explicaron que necesitan autorización de un administrador para la entrevista.

“Creemos que son un peligro para los niños, fácil pueden robar, violar o matar a alguien y luego quién los atrapa, quién los identifica, cómo saben cómo se llaman o a qué se dedican [...] Las personas que los cuidan dicen que son buenos, pero la verdad nosotros no queremos que estén aquí, es por nuestro bien y la seguridad de nuestros hijos”, expuso Olga María Ruiz, vecina del lugar, quien niega que el rechazo hacia los migrantes sea discriminación, dijo que sólo se preocupa por la seguridad de su colonia.

Los vecinos inconformes dieron a conocer que llevarán su queja a otro nivel, pues de no ser atendidos por la delegación saldrán a las calles a inconformarse y a externar la preocupación que les genera tener a salvadoreños, hondureños y guatemaltecos en la delegación.

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