La piel es el órgano más grande y superficial, en ella reflejamos nuestros hábitos de vida, así como nuestro estado de salud y nutrición, de ahí las manchas, las ojeras, los granitos, las líneas de expresión e incluso las arrugas prematuras. Si bien la piel se renueva constantemente, es importante cuidarla, alimentarla y consentirla a diario pues está expuesta a un sin fin de agresiones diarias y al desarrollo de diversos tumores.

La triada perfecta para mantener una piel sana y radiante está compuesta por una correcta hidratación, descanso suficiente (entre 6 y 8 horas por día) así como una dieta completa, equilibrada y que incluya los siguientes nutrimentos:

Omega 3
Una reciente investigación de la Universidad de Manchester revela que el aceite de pescado (Omega 3) podría proteger la piel de los amantes del Astro Rey, ojo, siempre y cuando la exposición solar sea por menos de 30 minutos.

Los resultados del estudio, financiado por la Asociación Internacional para la Investigación del Cáncer, encontraron que tomar una dosis regular de aceite de pescado protege a la piel de los rayos del sol y reduce los efectos negativos que éste tiene sobre la piel. Los hallazgos fueron publicados en The American Journal of Clinical Nutrition.

Si bien el estudio mencionado se hizo con suplementos, el Omega 3 tiene propiedades antiinflamatorias que benefician el cuidado de la piel y fortalecen nuestro sistema de defensa. Lo encuentras de forma natural en: pescados grasos como salmón, arenque, atún, anchoas y sardinas.

Carotenoides
Estas substancias además de proteger la piel, estimulan su propia inmunidad, un factor anticancerígeno muy importante. Estudios muestran que las personas que siguen una dieta rica en carotenoides presentan menos problemas con la exposición al sol ya que sus células están -muy bien- protegidas, además, estos compuestos naturales son los responsables de hacernos lucir un bronceado perfecto. Están presentes en verduras y frutas de color amarillo, naranja y rojo como: zanahoria, jitomate, pimiento morrón, durazno, sandía, mango y papaya.

Vitamina E y C
Ambas vitaminas actúan de forma sinérgica, son un potente antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres y evitan la oxidación de células. Mientras a la vitamina E se le atribuye mayor protección, la vitamina C ayuda al cuerpo a producir colágeno, proteína que brinda firmeza, elasticidad e integridad en la estructura corporal, facilita la prevención de moretones y garantiza una correcta cicatrización.

Son vitaminas esenciales, es decir, no se sintetizan naturalmente por el organismo y es necesario cubrir su requerimiento diario a través de la alimentación.

Todas las verdura y frutas (preferentemente crudas) aportan vitamina C. Los alimentos con mayor concentración son: guayaba, moras, frambuesas, quelites, perejil, frutas cítricas, kiwi, chile y espárragos. La vitamina E está en el aguacate, oleaginosas (nueces, pistaches, almendras, cacahuates,), semillas (ajonjolí, pepita, chía) y aceites vegetales (oliva, soya, aguacate, canola, maíz, girasol).

Selenio
Se trata de un nutrimento inorgánico que ayuda a producir proteínas especiales llamadas enzimas antioxidantes. Estas enzimas juegan un papel en la prevención del daño celular.  El selenio lo encuentras en alimentos como: nueces de Brasil, ajo, setas, pescados, mariscos, carne roja, pollo y huevo.

El exceso de selenio puede resultar tóxico por lo que no es recomendable la suplementación sin prescripción de un profesional.

De acuerdo a la Fundación Mexicana para la Dermatología, en México ocurren alrededor de 16 mil nuevos casos de cáncer de piel cada año.
Entre todos los tipos de cáncer, el melanoma maligno se considera el cáncer que aumenta más rápidamente, pues su incidencia se duplica cada 10 años.
El aguacate y el mango son frutos de primavera pues aportan los nutrimentos que requieres durante esta temporada.

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