Cuando de vinos del Nuevo Mundo se habla de inmediato se señala a los vinos argentinos y chilenos, —los grandes de América—y posteriormente se comienza a hablar de los excelentes vinos mexicanos de la región bajacaliforniana; de ahí, subimos a los clásicos norteamericanos de los valles de Napa o Sonoma y, por lo regular, aquí terminamos de contar.

Pareciera que en Estados Unidos se termina el conteo de los vinos americanos, yendo de sur a norte. Pero, ¡espera!, si te diriges un poco más hacia el norte, verás que Canadá también es tierra de vinos. Este país se divide principalemente en dos regiones vinícolas: la Columbia Británica, de la cual destaca la región de Okanagan y Similkameen, mientras que Ontario es reconocido por los ice wines de Niagara o los vinos del Lago Erie; cabe mencionar que otras provincias como Nueva Escocia, Newfoundland o la Isla Príncipe Edward también tienen una producción importante, aunque a menor escala.

Recientemente tuvimos la oportunidad de viajar a tierras canadienses, concretamente a la Columbia Británica (BC) donde pudimos apreciar más de cerca la calidad de sus vinos. Dentro de BC los valles de Okanagan y Similkameen son con
siderados los más antiguos, grandes y de mayor producción de toda la región. La zona se extiende hasta 200 kilómetros a lo largo de los lagos centrales, convirtiéndose en el hogar más de 130 bodegas productoras.

Entre los vinos que más se producen se tienen tintos con Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Shiraz, Pinot Noir y el Merlot, los cuales representan más de la mitad de los cultivos.

En cuanto a los blancos, la región tiene buena reputación con la Chardonnay, la Riesling, la Gewürztraminer y los Pinot gris y blanc. La calidad y variedad de los vinos incrementa, colocando cada vez más a Canadá en el mapa vinícola.

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