"Ribera del Duero es una Denominación de Origen (DO) que ha marcado un antes y un después en la proyección del vino español en el mundo. Nosotros no apostamos por los grandes volúmenes. Nuestro interés es siempre la calidad, ser sinónimo de excelentes vinos. Por supuesto la buena cocina es un elemento importante a la hora de disfrutar el vino; pero queremos dejar claro que abrir una botella de Ribera del Duero significa ante todo excelencia, más allá de las circunstancias", expresa Enrique Pascual García, presidente de la DO Ribera del Duero.

La propuesta de calidad como signo de la DO que hace algunos años provocara un furor comercial entre los consumidores, la "riberitis", es precisamente lo que hace que los productores de Ribera del Duero volteen la vista con especial interés en el mercado mexicano, dice el también presidente de Bodegas Pascual, empresa con sede en Fuentelcésped, Burgos, durante su reciente visita a México.

"Tenemos un prestigio que nos ha abierto muchos mercados y sabemos del interés que existe en México con respecto a nuestros vinos. Pero no queremos dormirnos en nuestros laureles, ni esperar que las cosas fluyan positivamente sin seguir emprendiendo acciones. Nuestro especial interés por este país es precisamente por el perfil de sus consumidores, que va muy en sintonía con lo que hacemos.

"México no es un país con un alto consumo de vino, pero quienes lo acostumbran tienden cada vez más a los vinos de alta gama. Anualmente producimos alrededor de 90 millones de botellas, de las cuales más de 2 millones se comercializan en México. Es una cifra importante, considerando que solo 25% de la producción total de la DO se vende fuera de España", indica.

El 21 de julio de 1982, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del gobierno español otorgó a la Ribera del Duero la DO y aprobó su primer reglamento. La producción máxima reglamentaria admitida por hectárea es de 7 mil kilos y la uva procedente de parcelas cuyos rendimientos sean superiores a este límite autorizado no puede ser utilizada en la elaboración de vinos protegidos por la DO.

"Factores como el clima y el territorio nos hacen totalmente diferentes a cualquier otra zona. Tenemos una identidad que marca una ruta, una dirección. Lo más importante es no perder de vista el mercado de calidad al que estamos enfocados. Nuestros productos son de excelencia y es algo que nos gusta hacer valer. No buscamos estar en cualquier mercado a cualquier precio", explica.

"El frío intenso retrasa el brote de la vid. Los bruscos cambios de temperatura entre el día y la noche estivales, provocan un perfecto equilibrio del fruto durante su maduración. En otoño se recoge una uva de magnífica calidad".

El buen vino es bueno siempre

Con la Tempranillo, o como mejor precisa Pascual García, con la Tinta fina o Tinta del país como cepa insignia, Ribera del Duero ha tenido un crecimiento exponencial en las últimas décadas. "En 1987 había alrededor de 20 bodegas y actualmente tenemos más de 300. De acuerdo con estadísticas de la DO, en 1997 había poco más de 12 mil hectáreas cultivadas, con la participación de 6 mil 385 viticultores. Hoy son más de 22 mil ha. de cultivos de vides, trabajando en 8 mil 344 personas".

Agrega: "La mayoría de las bodegas son empresas del medio rural, lo cual determina que las fuentes de trabajo y los ingresos impacten a la propia comunidad. Nos podemos enorgullecer de que hay una conciencia común por siempre ir en busca de la calidad, que es lo que nos hace resaltar como DO. En los últimos años se han sumado muchos jóvenes que traen mucho entusiasmo y una visión de lo que sucede actualmente en términos de comunicación y tecnología, lo que sin duda también nos ha sido muy favorable".

Asentada en las provincias de Valladolid, Burgos, Soria y Segovia, Ribera del Duero es la tercera región vinícola más visitada de España, después del Penedés y de Jerez. "Estamos muy contentos con lo que se ha logrado en enoturismo. Estamos en una zona interior en el que la historia y el carácter de su gente son factores fundamentales para que la gente nos visite y regrese. La principal promotora de la DO es su propia gente, siempre dispuesta a brindar lo mejor. Además nos queda claro que el buen vino es bueno siempre. No necesitamos mucho para que los visitantes se entusiasmen con el tema del vino y la gastronomía, porque es algo con lo que hemos vivido siempre: las chuletillas, un lechazo y nuestros vinos siempre son buenos motivos para reunirnos y compartir".

"Estamos muy contentos con la presencia en México, pero desde luego trabajaremos por lograr más; por compartir con los profesionales y con el público en general las virtudes de los que puedo definir como 'vinos modernos del Viejo Mundo'. Queremos transmitir su personalidad: son vinos potentes, con consistencia, longevidad y frescura. Su calidad no contradice la facilidad para beberlos en cualquier momento y con distintos tipos de comidas. No hay que ponerse demasiado sofisticado para beber un buen vino. Ya es momento que dejemos atrás la idea de que la gente tiene que estudiar un master para apreciarlo", subraya Pascual García.


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